Culiacán, Sinaloa, 12 de septiembre, 2025.
En atento correo, desde Acayucan, Veracruz, un viejo amigo, a propósito de mi columna anterior, me pide que comente sobre la expresión “Radio Bemba” que, en efecto, escuchamos en nuestros viajes a la Habana.
La expresión se refiere al rumor que circula sin orden; “bemba” son labios y en la radio sin aparatos de la calle es que encuentra lugar.
Lo que se dice en “Radio Bemba” es el mitote, que se puede arreglar al arbitrio del que lo circula; se puede mentir o difamar, aunque también tener algo de cierto cuando se trata de un acontecimiento fuera de lo común o un accidente.
LA CANCIÓN DE MANU CHAO
Está también la canción “Radio Bemba” de Manu Chao, en la que se refiere a la transmisión de información de boca en boca, la radio callejera que también sirve para la comunicación popular y ser, incluso, un espacio de resistencia frente a los medios tradicionales.
Radio Bemba es impune a la censura, pero con frecuencia cae en excesos y libertinaje.
Ante la imposibilidad de regularla (lo que además no sería para nada justificable) igual se puede convertir en instrumento de francotiradores de la opinión y propagandistas del descrédito a pedido.
Como sea, la connotación negativa del “lo supe por Radio Bemba”, es lo que más se acerca al uso común.
LOCURAS TRUMPIANAS
Con la DEA, reiteradamente señalada de corrupta; el FBI, la CIA y su largo historial de infamias contra los países de Latinoamérica; sus funcionarios que temen ser despedidos al primer signo de independencia y dignidad, Trump se siente como el dueño del mundo y en ese tenor es que habla.
Que merece el Nobel de la Paz, ha dicho el comediante, porque hundiendo a Ucrania, en alianza con Rusia, podrá decir que terminó la guerra; que quiere hacer un campo de golf en la franja de Gaza y muchas más ocurrencias que hacen pasar de la risa a la indignación.
EN LA DEBACLE CULTURAL
Se ha venido señalando desde hace años: el mundo se encamina (ya está) a la debacle cultural, educativa, política y económica (aunque esta última, por lo pronto, se la enjareten al llamado “tercer mundo”).
Se sigue apostando a un deterioro social que hace posible a Trump, Milei, Zelenski, Le Penn, Urban, la Meloni y más.
En México, a los Verástegui y Salinas, sin descartar a los plutócratas y sus desvaídos asalariados mediáticos.
Así vamos, sin solución de continuidad mientras la sociedad de las tablets, las redes, los celulares, Netflix, you tube y más, se siga meciendo en su poltrona.
EN LAS MULAS DE MI COMPADRE
La ciudadanía, en su mayor parte, rehúye sistemáticamente su cuota de responsabilidad, que la tiene, sin asomo de duda, y enfrente están los gobiernos y la privada iniciativa, primeros responsables de lo que sucede, lo que no hace descargo del conjunto social.
Que en el actual gobierno federal se ha estado intentando poner remedio (aunque sea un tanto así, como en la canción) de acuerdo; que haya tenido los resultados esperados, y anunciados sin la concreción esperada a la vista, es otra cosa.
El tema es tan recurrente como el problema que aborda, que parece insuperable. Las evidencias son múltiples y cotidianas, sin solución de continuidad hasta ahora.
LOS TOPES DE LOS BURROS
Ya lo hemos comentado y nada sucede. Reiterarlo, entonces: en Culiacán cualquier influyentillo de tercera, con la venia de su jefecillo de segunda y el irresponsable que los manda, pone hasta cuatro “topes” en “su cuadra” sin más justificación que no sea su ocurrencia y prepotencia.
Esos topes, en su gran mayoría, son inútiles, no obedecen a una planeación (por lo demás ausente en el municipio de Culiacán, como no sea para cobrar) dañan vehículos, entorpecen la circulación y, sin señalamientos adecuados, son trampas.
Con la debida planeación se vería cuáles son necesarios, en lugar de proliferar sin ton ni son.
EN EL TINTERO
-Mientras solicita lo que es obvio (investigar) el senador panista Marko Cortés, de la manera más irresponsable, asegura que los dos marinos recientemente fallecidos fueron “ejecutados para callar evidencia”.
-Entonces no hay necesidad de investigar y que Marko presente las pruebas de su atrabiliario dicho.
– ¿De quién son y cómo operan las canchas de tenis del CCC, el campo de softbol, las canchas de futbol y muchas otras en la ciudad?
Esa pregunta la formulamos en nuestra columna anterior.
-Recibí varios correos denunciando los cobros en los campos deportivos y la propuesta de que se convoque a una mesa de trabajo para ordenar el asunto.
De las autoridades “competentes” no tengo noticia alguna.
(cano.1979@live.com).