¿Es necesaria la Ceaipes?

¿Cuál entidad pública de Sinaloa cumple cabalmente con lo establecido en la ley de acceso a la información?
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Culiacán del caos vial sin remedio, Sinaloa, 12 de junio 2025.

A petición de los dos o tres críticos lectores que acostumbran a enviar algún mensaje a este columnista (la única vía es el correo que aparece al final) volvemos con el asunto de la tal Comisión de Acceso a la Información Pública del Estado de Sinaloa (Ceaipes).

De entrada, es importante destacar que, respecto a las obligaciones de todas las entidades públicas que reciben recursos del erario, desde la Ley de Responsabilidades, de la que se colgó la Ley de Acceso a la Información Pública del Estado de Sinaloa (Laipes) se deriva, sin necesidad de trámite alguno, incluso sin solicitud expresa, que todas esas entidades deben publicar sus manuales de organización y, en general, la base normativa interna que regule su actuación, así como las minutas de las reuniones oficiales.

Es lo mismo que se retoma en la Laipes en cuyo artículo noveno, capítulo segundo, se agrega que la información mínima debe ser publicada y se precisa que las “entidades públicas están obligadas a difundir de oficio, sin que medie solicitud al respecto”, lo siguiente:

f) Los resultados de todo tipo de auditorías concluidas hechas al ejercicio presupuestal correspondiente.

g) La relación a detalle de todas las personas físicas o morales que han recibido recursos públicos, cualquiera que sea su destino, especificando montos, número de póliza de cheque, conceptos y fechas en que se entregaron dichos recursos.

¿DE REPETIR SE TRATA?

Además, en el Artículo 13, se indica que las entidades públicas están obligadas a realizar actualizaciones, a más tardar cada tres meses de la información referida; el Artículo 14 ordena sistematizar la información, publicando a través de los medios electrónicos disponibles sus indicadores de gestión y el ejercicio de los recursos públicos. 

Si bien en la Ley de Responsabilidades no se incluían recursos tecnológicos recientes, del negocio internético, la derivación es evidente. 

Aún más, en el vigente Código de Ética de los Servidores Públicos del Gobierno del Estado de Sinaloa, fracción X, sobre la transparencia, se establece que “los servidores públicos en el ejercicio de sus funciones privilegian el principio de máxima publicidad de la información pública, atendiendo con diligencia los requerimientos de acceso y proporcionando la documentación que generan, obtienen, adquieren, transforman o conservan; y en el ámbito de su competencia, difunden de manera proactiva información gubernamental”.

¿Para qué, pues, Laipes y Ceaipes?

¿Y QUIEN, REALMENTE, CUMPLE?

Ahora bien, con Laipes y Ceaipes, ¿cuál entidad pública de Sinaloa cumple cabalmente con lo establecido en la ley de acceso a la información, aunque tal ordenamiento sea casi una repetición a la letra de la ley de responsabilidades de los servidores públicos

¿Dónde encuentra el ciudadano común, a la mano, sin berenjenales burocráticos, excesivos y mañosos, la información mínima de oficio a la que están obligadas todas las instancias señaladas en la Ley de Acceso? 

¿Y la población que no dispone de la trampa internética? 

SANCIONES DE A MENTIRITAS

¿Quiénes han sido sancionados en serio (y prácticamente todas las entidades públicas violan esa ley a diario) por incumplir el precepto legal? Peor aún: por impedir que la ciudadanía y los medios accedan a la información relevante sin necesidad de berenjenales.

Un cuento, sin más y, dígase lo que se diga, el hecho irrebatible es que se contribuye a la desinformación y el ocultamiento, mientras que algunas deshilvanadas “sanciones” son de florero.

En tanto, la tal Ceaipes ahí está, ahí está, viendo pasar el tiempo, como la Puerta de Alcalá (pero pagando onerosos sueldos y cara publicidad).

EN EL TINTERO

-Y en el rejuego de las simulaciones hay por ahí un “Instituto de Protección a Defensores de Derechos Humanos y Periodistas”, también de cara factura. 

-La cámara de diputados federales y la de senadores están convertidas en un circo en el que participan todos los partidos ahí representados. Falta nivel, en general, respeto a la Institución, clase. Todo apunta a que los excesos continuarán, sin remedio a la vista

Kristi Noem, la secretaria de seguridad de Estados Unidos, la que confesó haber matado a su perro Cricket porque le molestaba y, en un libro que publicó, afirma estar dispuesta a hacer cualquier cosa “difícil, desordenada y fea”, es quien calumnió a la presidenta Claudia Sheinbaum, tratando de ponerse a su altura.

– ¿“Mar de Cortés”? ¿Qué también lo van a fraccionar los españoles “inversionistas” y sus socios locales? (cano.1979@live.com).

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