Cápsula para mascar No. 142

Un día, al no poder conciliar el sueño, salió de su casa y fue a visitar a su amigo El Drácula.
POSADAS RECTANGULAR

Culiacán, Sinaloa a 6 de diciembre 2025.

LOS SUEÑOS…SUEÑOS SON:

Pedro Calderón de la Barca, España 1600-1681 Poeta y dramaturgo.

El Padre Jeringas, personaje que deambula por las calles de Culiacán a altas horas de la noche; su misión es dar auxilio a enfermos terminales; dicen, ya saben, la gente inventa, dicen que tiene el don de la bilocación, quiere decir que se aparece en dos hospitales al mismo tiempo.

Un día, al no poder conciliar el sueño, salió de su casa y fue a visitar a su amigo El Drácula, y obvio, lo encontró dormido. Batalló mucho pero al fin, después de tocar con una piedra la poderosa puerta de roble, su amigo abrió y apareció limpiándose las legañas.

-¡Pinche wey, qué pedo padrecito Jeringas!

-¿Que andas haciendo, tan de madrugada? ¿Me tienes algún agonizante al que pueda chupar…la sangre? –No, mi querido Dracu, traigo una cruda bárbara, y vengo a invitarte al Guayabo.

–Nooo  wey, a ese lugar ya no voy. –Y eso, ¿por qué? –La última vez que fui, saqué a una cirujiada, la vi tan apetecible que no dudé en llevármela.

No aguanté y allí cerca, en el jardín de la casa siniestra de la esquina.

–¿Te refieres a la mansión donde mora el simpático y modesto cantor Víctor Franco? –Ujum. -¿Y qué pasó mi Dracu? –- — ¡Nooo wey!

Le pegue una subsionada criminal, pero le saqué puro silicón; y anduve con el hocico pegado ¡dos semanas! ¡Te imaginas wey! Tanto tiempo sin poder chupar… ¡está cabrón!

-Calma, calma mi Dracu, te invito al Periodista.

–Ya está wey, ese lugar es más tranquilo. –Pero no te vayas a quedar dormido mí Jeringas; dicen que en ese lugar tienen al servicio al de la carruchita.

¿Y ese quién es? – No sé wey, pero el que te puede informar, porque lo conoce bien, es José de Victoria.

Apenas tomaron asiento, llegó la mesera y los atendió con exagerada amabilidad; sin duda sabía que aquellos parroquianos, por su forma de vestir y conducirse, eran gente distinguida.

El reloj marcaba las 13:13 horas, el padre Jeringas echó una mirada al entorno, dio cuenta de solamente de dos que se encontraban hasta el fondo; la resolana evitaba ver con claridad y no distinguió sus rostros; pero sí, que uno tenía sombrero y el otro no.

Terminaban aquella primera tanda cuando la mesera se presentó con la segunda, y antes de que le reclamaran informó:

– Los señores que están allá les mandan esta tan…

Ambos voltearon, y vieron como aquellos alzaban sendas botellas.

Y el del sombrero dijo con voz determinante: -¡Vienen o vamos!

¡Pa´ su mecha, El Mayo Zambada y Héctor Melesio! –Expresó para sí el padre Jeringas. Intentando calmar el impacto de su sorpresa, atinó a decir al tiempo que tomaba del brazo a su compañero:

-¡Señores, que gusto verlos! Llegaron hasta ellos e intercambiaron frases y abrazos con palmadas, que sonaron como tabletazos sobre los hombros de las chamarras de cuero de los inesperados personajes. –Señores, que gusto verles. –De verdad, padre, ¿le da gusto vernos?

-¡Claro que sí, señor Zambada! Mire, le presento a mi amigo Drácula. –Padre, este compa no necesita presentación, es más famoso que todos nosotros juntos. –Favor que me hace, señor. 

Expresó Drácula mostrando sonrisa amable y sus colmillos. –Dejémonos de formulismos, padre, qué me responde a la pregunta. –Pues, la verdad si me da gusto, señor. ¡Oiga! Ese arguende que armaron ustedes, ¿no cualquiera he? –Lo de la carta, fue una buena idea; eso avivó el mitote, le puso pimienta…

-Oiga padre, pero ese pecadillo, ¿me lo puede perdonar? –Usted señor, no necesita perdón, o mejor dicho, lo que usted haga, de antemano ya está perdonado…

– ¿Lo dice padre porque entrego maletas con dólares? –Por eso y muchas otras cosas más… -Padre, ¿entonces, usted cree, que yo no voy a ir al infierno?

– Y si va, ¡el Diablo lo recibirá con fanfarrias! ¡Padre, no se pase! –Ay la dejamos pues, señor.

Pero dígame, ¿le mandó usted maletas al señor AMLO?

–Sí, pero el viejo no quiso tranzar, lo que sea de cada quién, es un idealista que hizo lo mejor que pudo México; sobre todo, metió en cintura a mucho político corrupto; mis respetos para ese gran presidente.

–Pero, ¿y las maletas? –Padre, la cabrona de la Anabel se quedó con ellas, es larga esa pinche vieja. 

–Señor, ¿Qué le deja esa experiencia? –Que es posible ser bueno.

–Y usted señor, ¿está dispuesto a serlo? –Quiero que sepa, padre Jeringas, que siempre he actuado con honestidad; aunque nadie lo pueda creer. Mire, lo que pasó con mi entrega a los gringos fue un plan; ya estoy de salida y quiero dejar las cosas en paz, y de paso, aproveche pa´ quitarle a la UAS a esta lacra.

–Dijo el señor Zambada dándole un jalón en una oreja a Héctor Melesio, quién casi se cae, pero no dijo ni pío. –Ustedes dos me van acompañar para darle fin a esta encomienda.

–Señor, ¿que pretende? Recuerde que soy representante de Dios y… – No se preocupe Padre Jeringas, mis respetos para usted y su admirable amigo. – Agradezco su deferencia, señor. Dijo Dracu con tono amable.

El señor Zambada sólo le echó una mirada y siguió. –Vamos a ir a un lugar, afuera nos está esperando mi chofer. 

Caminaron hacia la salida, y ya en la calle los estaba esperando una carroza Lincoln, como recién salida de agencia. Subieron y enfilaron rumbo a la salida sur, al llegar al El Salado, viraron a la izquierda, y en la bifurcación del poblado Los Álamos y la carretera a Monteverde, los esperaba otro vehículo.

¡El helicóptero negro!  Expresó para sí con notable asombro, el Padre.

En silencio subieron, y el piloto al notar que todos tenían bien abrochado los cinturones, con suavidad elevó la poderosa nave. 

-Padre, mire bien el panorama. Le dijo el señor Zambada, señalando con el índice. -No va a encontrar ni un solo sembradío de amapola, ni de mariguana.

La gente serrana, que ahora sí tiene atención y apoyos, han aceptado la oferta del señor AMLO; puro árbol frutal y maderable.

La gente es buena y trabajadora.

Los que nos habían echado a perder fueron los gobernantes corruptos, algunos de ellos, nos quisieron convencer que ser narco era bueno; y sí era bueno, pero pa unos cuantos, pa miles era atraso y muerte.

Esto que usted ve, es una muestra, pero hay más.

-¿Qué más señor? –Usted lo va a ver.

Esta lacra. Dijo dándole otro jalón de orejas a Héctor Melesio.

Lo vamos a dejar lejos de toda posibilidad de que vuelva a la UAS, lo que hizo a la universidad no tiene nombre; se dedicó a explotarla, corrompió a miles, los envenenó pa que trabajaran en beneficio suyo; no le importó desviar a miles de  jóvenes a quienes hizo creer:

Que ganara ganar, a como diera, era lo mejor pa progresar, sin importar pisotear a los demás.

Lo he condenado a dejarlo acá, para siempre en Vascogil.

Aquí se enseñará a sembrar árboles, vivirá con el producto, ahora sí, ganándose su sustento con el sudor de su frente. 

El Piloto informó:

-Señores, atentos al aterrizaje, manténganse en la nave hasta que yo les indique bajar.

El verdor y las inmensas montañas del lugar, impresionaron al padre Jeringas, no así a Drácula, quien en un descuido, aprovechó para echar vuelo.

Desde lo alto, echó una mirada siniestra; el único que se dio cuenta fue Héctor Melesio, sintió escalofrío cuando vio que el alado lo señaló amenazante con el índice.

Agachado siguió al Señor Zambada, al Padre Jeringa y al Piloto quienes caminaban hacia el gran porche de una increíble mansión; sonrientes los esperaban tres mujeres ante una mesa con viandas y vinos…

Todo aquello, pareció como un sueño inefable…porque los sueños… sueños son.

FIESTAS POSADAS 11

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