Hablando en Plata
Fascismo universitario: falsa crónica de una persecución política
Por: Ricardo Espinosa de los Monteros Zazueta.
De Madueña a Robespierre: “con el gobierno federal hemos topado”. Diálogo imaginario.
La post verdad es una estrategia de la propaganda política de viejo cuño, no la inventó Donald Trump, ni Vladimir Putin. Las verdades subjetivas, deslavadas o falsas están datadas desde la época de los fascismos mayores (el alemán y el italiano) en los años 30’s del siglo pasado.
Tergiversar los hechos y los dichos es una táctica para enrarecer o entorpecer el conocimiento diáfano de la gente común sobre ciertos acontecimientos, con el objetivo de acomodarlo a los intereses de los fraudeadores de la verdad.
El control social de los nazis y de los fascistas italianos, se fundamentó en una mentira fundacional de esos gobiernos corruptos: la existencia de una “verdad” providencial retorcida de superioridad racial y cultural de sus respectivos pueblos y de ahí se desprendieron una cascada de mentiras operativas para justificar ambos regímenes en donde el robo y el crimen se naturalizó.
En su mañanera del día 13 de junio, el Presidente López Obrador, a pregunta expresa de una periodista que lo cuestionó acerca del conflicto jurídico / penal por el que se están procesando una docena de funcionarios de la Universidad Autónoma de Sinaloa, entre ellos al rector depuesto Jesús Madueña Molina, y al espurio encargado de rectoría Robespierre Lizárraga, expresó lo siguiente :
“Es tiempo de arreglar este asunto, que se complicó por los tiempos electorales. Pero voy a dar instrucciones a la Secretaria de Gobernación para que invite a las partes a que lleguen a un acuerdo y para revisar las pruebas en que se sustentan las denuncias y los juicios, respetando siempre el marco de derecho y evitando la corrupción”.
Madueña, Lizárraga y los propagandistas de ese pequeño régimen de excepción que controla la vida de la UAS, han festinado la intervención del Presidente, como si el Ejecutivo Federal les estuviera otorgando un indulto, un borrón y cuenta nueva. Nada más equivocado.
Lo que no quieren reconocer los propagandistas de esa ínsula fascista universitaria, es que en este asunto no hay ni letra chica, ni ambigüedad, la instrucción presidencial es clarísima:
La Secretaría de Gobernación que dirige Luisa María Alcalde, abogada de profesión, habrá de reunir a las partes en litigio para lograr un acuerdo, siempre y cuando se respete el estado de derecho (los juicios entablados), la revisión de las pruebas que obren en los expedientes, ya de cargo o descargo, sin permitir que la corrupción se imponga.
Además, López Obrador, reconoció los buenos oficios del gobernador Rocha Moya, a quien extendió todo el apoyo del gobierno de México. A buen entendedor, pocas palabras.
Las arengas diarias de la élite fascista que parasita la UAS confirman lo que al inicio de este artículo sostengo:
En su loco desvarío, esta élite depredadora de las finanzas y de la moral universitaria, se asume como un grupo providencial llamado a imponer sus intereses políticos de grupo, por encima de los intereses, no solo de la comunidad universitaria, sino por encima de los intereses del pueblo de Sinaloa, propietario original de nuestra máxima casa de estudios.
Algo que solo se podría explicar con los elementos más finos de la psicología analítica, porque parece que estamos ante la presencia de una sociopatía que afecta a centenas de funcionarios universitarios.
El sociopata no nace, se hace, ya sea por imitación o condicionamiento político y cultural.
La sociopatía, de acuerdo con la Clínica Mayo, es un trastorno de la personalidad, en la cual una persona no demuestra discernimiento entre el bien y el mal e ignora los derechos y los sentimientos de los demás. Es también una afección mental, por la cual una persona tiene un patrón de manipulación, explotación o violación de los derechos de otros, sin ningún remordimiento.
Sin embargo, la sociopatía de acuerdo con nuestros códigos penales, no es ninguna eximente de responsabilidad y nadie la puede argumentar como prueba de descargo.
Locos, pequeños reyes que van desnudos, sin siquiera notarlo; la ambición llevada al paroxismo suicida:
Eventualmente les deparan auditorías de las más poderosas instituciones de control financiero, jurídico y fiscal de la nación. A saber: la Unidad de Investigación Financiera de la Secretaría de Hacienda Federal, la Fiscalía General de la República, el Sistema de Administración Tributaria (SAT) acaso para cruzar información con instituciones bancarias y cotejar ingresos contra patrimonio del que pocos saldrán bien librados, la Auditoría Superior de la Federación, que ya empezó a cuestionar los resultados fiscales del ejercicio 2023 de la UAS.
Los inodados, una panda de pendejos útiles que están en la picota, mientras que la mano que mueve esa cuna, moverá, fuero incluido, una curul que le compró al PRI.
Sin embargo, en el pecado llevarán la penitencia:
Un asunto que se cocinaba en los peroles locales cobrará efervescencia a nivel nacional, un bocado de cardenales para los grandes medios de comunicación.
Hubris, soberbia, arrogancia, vicios de la personalidad que pueden llevar al abismo a estos locos atípicos, que sí comen lumbre.
Si no existieran las enormes evidencias de malversación de fondos por parte de una docena de funcionarios universitarios, con tácticas de evasión jurídica para evitar procedimientos de licitación, pulverizando en miles de facturas compras millonarias, para ser adjudicadas a personeros de la élite que controla a la UAS, no me atrevería a sostener lo que afirmó en el párrafo anterior.
Pero las pruebas sujetas a análisis judicial en los juicios seguidos contra esos funcionarios son del tamaño de una catedral y por eso se han aferrado a tácticas dilatorias perversas, ya que en el fondo saben que van a ser condenados.
De ese tamaño son las perversas mentiras. De ese nivel la post verdad. A las pruebas me remito.