Cartas a Marilyn. El hijo pródigo.

Como es el caso de la María Benancia; con ella había que andarse con mucho cuidado: porque ella sí que sabía nuestro pasado.
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Tercera parte.

Mhija Querida: En el caso de personajes fallecidos, me atendré al ajuste de cuentas final.

Como es el caso de la María Benancia; con ella había que andarse con mucho cuidado: porque ella sí que sabía nuestro pasado y le encantaba contarlo.

Fue una cronista verbal muy conocedora, muy detallista, acuciosa investigadora y cómo todo cronista familiar: defendía la verdad, cuidaba secretos, vengaba agraviados y agradecía buenas razones.

Algunos secretos se los llevó a la tumba, pero a mí me fue contando con regateos desde antes y después de aquella reconciliación. 

Recuerdo con emoción las palabras que todos expresaron para blindar su fraternidad; aquel brindis, fue un momento difícil para el hijo prodigo, le faltaron las palabras y sólo atinó a dar las gracias. 

El hijo prodigo que en casi en todas las familias existe, tarde o temprano se aparta o toma distancia para vivir su vida con mayor libertad; pero, sobre todo, para no afectar con su conducta a los seres queridos. O bien; el hermano incómodo, es mejor que esté distante.  

A ese a quien me refiero en estas líneas, me cuesta mucho trabajo plasmarlo en el papel:

Porque la autocrítica; por razonada, sincera y ponderada que sea; siempre es más difícil que la auto defensa de los actos propios; porque es instintiva y, por añadidura: siempre está erizada de los prejuicios y de la propia vanidad.                       

Aquella conmemoración significó para él; el regreso al seno familiar, del cual se alejó, por varias décadas para vivir su propia vida, lejos de la censura y de un posible cautiverio.  

Al principio su vida errante, fue accidentada y azarosa. Después de muchos yerros y trastazos; acabó sometiéndose a las reglas del juego. Con el paso del tiempo, casi han logrado domarlo.  

Pero siempre, hasta este día: se mantiene en alerta permanente; sobre todo de las reglas no pactadas, aquellas que no están escritas ni avisadas; porque suelen ser inequitativas y ventajosas para algunos, y marginan a los débiles.  

La llegada de su siguiente generación: no quisiera verla envenenada por el peligroso síndrome de un “zoocialismo” hipócrita; porque en un país como el nuestro; donde aún no se sale del subdesarrollo intelectual, y que todavía está a la espera de que le crezca el político bueno que lleva dentro; y donde el político malo se regodea con desmesura, obteniendo riquezas inmorales: seguirá habiendo desigualdad injusta y privilegios inmerecidos.  

De tal suerte, que ese desarrollo social, que llaman populismo y paternalismo, no apenas comienza a tener un acotado campo de acción:

Cuando ya las clases altas, cuyo dios es el dinero mal habido del erario público; al sentir que pueden perder sus privilegios; reaccionan a través de sus medios de comunicación; con campañas de propaganda infame y calumniosa.

Al mismo tiempo que por otros medios, que también tiene a su alcance; pone en práctica una serie de medidas legales coercitivas que maniatan a los justicieros, con el avieso propósito de impedir que se implante un gobierno de bienestar social. 

Bueno, en fin: que al ver la mayor parte de su vida transcurrida y, premiado con un hijo varón que es él celoso guardián de su deteriorada salud, con una buena cantidad de hijas mujeres que son con él todo un amor; y con una compañera de viaje, que lo quiere y le tolera y le pasa por alto todas sus fechorías: 

Aquel regreso al añorado seno familiar fue ideal; porque se dio al calor de tan importante reencuentro, y bajo el manto protector de su familia; como antes te dije: ¡tuvo el valor de un renacer!  

Cabe decir, que si bien no fue cómo él lo hubiera querido: con mejor suerte y algo de fortuna; tampoco fue de lo peor; porque jamás estuvo como lo pensaron muchos: tras los hierros de ninguna prisión, purgando una larga condena.  

Y bueno, con el fin de no faltar hipócritamente a la verdad, aclararé que de chico fue llevado por unos meses a la Colonia Ahumada; que era una correccional para menores; por un noviazgo que tuvo un final comprometedor. 

Y ya de hombrecito, algunas otras veces; fue a la “pinta” y al “quince y vuelta” por riñas, debidas a aquel pandillerismo de sus tiempos, que comparado con el de ahora; lo consideramos pandillerismo blanco.  

Eran rebeldes sin causa, que tan solo se disputaban el territorio interregno, entre las nuevas colonias urbanas. Donde había jettaturas de “pingos y bajadores” y una ausencia total de seguridad pública; y cuando por casualidad aparecía una patrulla municipal; de las pocas que había: los bandos en trifulca; la sacaban del área de conflicto a ladrillazo limpio.  

Pero, por las verdaderas causas [que me reservaré] de su historia personal; solo una vez estuvo detenido; y fue liberado, gracias a que un al alto dirigente de la Asociación Política Leandro Valle [a la que perteneció, como avanzada juvenil apoyando la campaña política del Gral. Hermenegildo Cuenca Díaz: que fue secretamente eliminado, para evitar que fuera el gobernador del Estado de Baja California; del cual no hubo pruebas, pero si muchas sospechas de su autoría] aquel dirigente al que me refiero:

“Tanto por gratitud, como por honrar la palabra empeñada y proteger su honor: me reservaré su nombre para siempre.” 

Al reconocerlo entre los detenidos por sospechas de pertenecer a la subversiva L23 de septiembre; pidió su liberación por méritos ganados en campaña.

Y fue puesto de inmediato en libertad, y apoyado con documentos, transporte y efectivo para alejarse hasta donde se sintiera a salvo.

Al sentirse apoyado de esta manera tan contundente, se atrevió a pedir la libertad del compañero S.S.H. y juntos emprendieron la retirada rumbo al sur.  

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