Hay que ver a estos cara dura, reunidos con sus cómplices incondicionales del consejo universitario.
Fingiendo creerse unos a otros lo que se dicen por pura conveniencia y dar por cierto, que en la UAS no hubo corrupción galopante ni antes ni después.
Como el pillo que encubre a su cómplice, en un concurso de admiración y alabanzas mutuas, acudieron a consejo; en representación de una ópera bufa de demonios arrastrando la cola, bajaron hasta las puertas del infierno que ellos mismos han creado, como diablos que al reagruparse se asustan del espejo, en el colmo del cinismo y de la cobardía niegan sus culpas en el umbral de la perdición incorregible, sin dar ni una sola señal de arrepentimiento.
Hablaron de todo lo que les urgía decirse unos a otros para seguir juntos impunemente por el camino de la depravación pésele a quien le pese y a ver, sáquenlos de su hipocresía:
“Aceptamos entregar 20 millones para abreviar los procesos” “no aceptamos ni reconocimos ninguna culpa” “los 20 millones a ver cómo los juntamos para dárselos a la UAS que es la víctima” “después de los seis meses no habrá pena alguna en contra de nadie” “habrá una sentencia absolutoria” ni Milton ni Ontiveros encontraron las palabras creíbles que dejarán claro cómo y porque aceptaron pagar lo que según ellos no deben y tampoco dijeron que los procesos están ahí, pendientes de que cumplan no solo con la paga que según ellos es “injusta”.
El Juez de la causa los está esperando que cumplan también con el compromiso de reivindicarle a la UAS su esencia democrática y a su Comunidad Académica la gratuidad y excelencia prometida.
Pero del proceso democrático para elegir autoridad por el voto directo y secreto no dijeron nada.
Y nada dijeron de la separación del Pas-UAS aberración que deber terminar ya, así como debe de terminarse el porrismo
Y expulsar a la caterva de fósiles que son los encargados de sembrar el temor de la comunidad universitaria.
Lo que hemos visto es a un Consejo reagrupado, que se declara listo para enfrentar juntos lo que sigue.
Hemos visto a una comunidad sin la más mínima capacidad de autocrítica, dando una exhibición insultante de arrogancia y de cinismo.
Nada más le faltó decir a Ontiveros Salas, que los 20 millones que se comprometieron a pagar, son una extorsión que le impuso un juez penal abusivo:
Pero se hicieron bolas tratando de explicar su vergonzosa situación de acusados y perdonados a cambio de una indemnización; que no es reparación de un daño, para una víctima que no es víctima, por parte de unos ladrones que no son ladrones, que fueron acusados de delitos que no son delitos y que recibieron un perdón que no es perdón, por un juez penal que los quiere extorsionar con 20 millones!
¡Hágame usted el favor! Pero de soltar la mazorca no dicen ni media palabra.
En fin señoras y señores, esa es nuestra comunidad uaseña.
