Culiacán, Sinaloa, 05 de octubre, 2024.
En el período 1970-1976, cuando aparecieron los primeros signos de la crisis económica, las presiones inflacionarias, el desequilibrio de la balanza comercial, los déficits fiscales y se empezaron a diluir los efectos favorables del llamado “desarrollo estabilizador”, el Estado mexicano inició un proceso tendiente a la racionalización, la modernización tecnocrática, la eficiencia y la rentabilidad, para tratar de evitar la profundización de la crisis.
Esos nuevos parámetros fueron extrapolados a la educación en general y a las Instituciones de Educación Superior (IES), en particular, que comenzaron a recibir un tratamiento condicionado a su rentabilidad, entendida como su capacidad de retribuir la inversión en forma de productos educativos adecuados a los requerimientos del sector productivo y de servicios.
LA REFORMA ECHEVERRISTA
Durante el sexenio 70-76 se instrumentaron una serie de políticas con base en los lineamientos estatales para el desarrollo económico y social que, en el plano educativo, se expresaron en la reforma impulsada por el gobierno de Luis Echeverría Álvarez.
En cuanto al quehacer de la investigación y el desarrollo científico tecnológico, se planteó la urgencia de corregir las desvinculaciones detectadas con el sector productivo, en buena parte derivadas (según el diagnóstico) de las características de un sistema educativo que se había venido mostrando incapaz de responder a las exigencias del desarrollo.
Con la Reforma Educativa se inició el proceso de consolidación de los reclamos de modernización, racionalización y eficiencia del sistema educativo en su conjunto.
En lo que toca a la educación superior, esas exigencias se justificaron enfatizando la disfuncionalidad prevaleciente de las IES con los requerimientos de la producción y del mercado.
EL PLAN NACIONAL INDICATIVO
En el sexenio 1970-76, la nueva orientación en materia de CyT, se plasmó en el Plan Nacional Indicativo de Ciencia y Tecnología (PNICyT) a partir del cual se fijaron un conjunto de parámetros que, en mayor o menor medida, siguen vigentes hasta hoy, lo que indica que los problemas permanecen.
En el PNICyT se destacó la necesidad de diseñar un patrón propio de desarrollo científico tecnológico, en concordancia con los objetivos nacionales; buscar que la transferencia de tecnología se hiciera en condiciones adecuadas a nuestra realidad; planificar y construir un sistema científico tecnológico armónicamente relacionado con la economía, la política, la educación y la cultura, orientando el conocimiento científico y tecnológico a la demanda interna.
HACIA EL SECTOR PRODUCTIVO
Fue de acuerdo con los lineamientos del denominado “Plan Básico”, que se diseñó (1978-1982) un nuevo programa que sustituyó al PNICyT.
Se eliminó lo de “Indicativo” y quedó en PNCyT.
El nuevo Programa recogía una serie de cuestiones planteadas en su antecedente inmediato y fue orientado, básicamente, a la formación de recursos humanos calificados para la atención de las demandas del sector productivo, que desde entonces venía criticando la desvinculación academia-industria.
Por otra parte, el PNCyT se relacionaba directamente con los planes sectoriales propuestos en el Plan Global de Desarrollo 1980-1982 que, a su vez, derivaron del Plan Básico de Gobierno 76-82.
Tanto en el PNCyT como en el Plan Global (de acuerdo con sus objetivos declarados) se trató de abordar la problemática del desarrollo nacional con una visión integral, interrelacionada, complementaria y recíprocamente condicionada.
Sobre este tema volveremos.
OTRO ESPAÑOL IMBÉCIL
Fanáticos del colonialismo, vulgares lame traseros de la anacrónica y parasitaria monarquía española, el grupo parlamentario del ultra derechista, pro fascista, partido Vox, no ceja en sus ofensas atrabiliarias contra México.
El que funge como portavoz del tal grupo, en Aragón, Alejandro Nolasco, con total desprecio, ha dicho que la nueva presidenta de México, Claudia Sheinbaum, se ha comportado “como una absoluta analfabeta y como una absoluta ignorante”.
Que los españoles “jamás vamos a pedir perdón” y “mucho menos por hacer las cosas bien” frente a “tribus” como incas, aztecas o mayas que “venían de una cultura horripilante”.
El ignorante, al punto de la imbecilidad es el tal Nolasco, que debe ser declarado enemigo público de la democracia mexicana.
Son esos esos españoles, y sus epígonos traidores en México, vulgares charlatanes prepotentes.
EN EL TINTERO
–Indignante, inadmisible, lo que están haciendo ocho ministros de la Suprema Corte. Violan la Constitución y por tanto son delincuentes. Deben ser expulsados y enjuiciados, no hay de otra.
–Urge el plan emergente de seguridad nacional, sin concesiones, sin dispensas que no son más que pretextos, ya basta. (cano.1979@live.com).