Difama, confunde, que algo queda – refrán popular
La prevaricación o prevaricato es un delito que consiste en que una autoridad, juez u otro servidor público dicta una resolución arbitraria en un asunto administrativo o judicial, a sabiendas que dicha resolución es injusta.
La prevaricación, según la biblia, máximo canon judeocristiano, la comete quien pervierte e incita a alguien a faltar a sus obligaciones de sus oficios o religión.
Por analogía y extensión, hay prevaricación periodística cuando quien escribe un artículo, columna o nota en los medios de comunicación analógicos o digitales, falta a la verdad o la tuerce con el objetivo de confundir, infamar o lograr un rédito político.
El periodismo mexicano y el que se practica en buena parte del mundo libre y democrático en buena medida es prevaricador, tramposo, con sesgo.
Desde luego que la prevaricación periodística no es ni debe de ser castigada penalmente, pero sí denunciada por quien se sienta agraviada (o) por ella, en los términos que el artículo séptimo constitucional establece.
La temporada de infundios ha dado curso a los más relevantes personeros de la prevaricación.
De suyo el periodismo de dimensión nacional es plusmarquista en el tema.
Es parte de los malos usos y costumbres periodísticas encabezar las ocho columnas con títulos espectaculares, muchos de los cuales están desfasados de los textos y contextos a que el titular se refiere.
Es decir el rótulo sensacionalista no concuerda con el cuerpo de la nota.
En otros casos más graves, se destacan hechos y eventos que se analizan fuera de un contexto general o particular, lo que provoca un sesgo perverso a la noticia, porque no informa de manera equilibrada, produciendo en los receptores de noticias, confusión y una disonancia cognitiva que no termina por aclarar el evento, sino que lo hace menos inteligible.
Sobre todo, esto afecta a la mayoría de la gente no especializada que se informa de una sola fuente y de forma superficial, y eso es perversamente aprovechado por el prevaricador.
Desde el día 25 de julio ha habido una suerte de infodemia, un exceso de información (Ricardo Monreal dixit) en México y Sinaloa.
El evento del aseguramiento en los Estados Unidos de Ismael Zambada García (IZG) y Joaquín Guzmán López está envuelto hasta el día de hoy en una nebulosa mediática sin un horizonte noticioso claro.
Las teorías de la conspiración han dado curso a las más delirantes e hilarantes declaraciones.
Para ello el gobierno de los EUA ha sido pieza clave al no informar escrupulosamente de los eventos, tal y como lo ha reclamado el Presidente López Obrador.
Digo aseguramiento, porque sigue sin estar claro el contexto en que se dieron los hechos y las modalidades del mismo – rendición, secuestro o captura-
Una incógnita que el gobierno gringo tendría que despejar, pero no lo hará porque es parte de su modus operandi injerencista en todo el orbe.
Se inventaron una guerra para atacar e invadir Irak en 2002, con el cuento nunca comprobado de armas de destrucción masiva en la antigua Sumeria, por lo que presenciamos es pecata minuta a lo que ellos son capaces de hacer para eludir sus responsabilidades políticas e incluso las penales.
La cobertura periodística de ese evento principal, con la subtrama del asesinato del ex rector de la UAS, Héctor Melesio Cuén, (HMC) ha sido insumo noticioso para llevar a cabo una campaña aviesa de difamación a la 4T.
Los titulares de buena parte de la prensa nacional han dado pie para poner a priori (las investigaciones apenas iniciaron), en el banquillo de los acusados, al gobernador de Sinaloa Ruben Rocha Moya y por ende al mandatario de México y pretender reeditar la especie de que el tabasqueño es un “narco presidente” y de refilón pegarle a la presidenta electa Claudia Sheinbaum.
Y detrás de todo esto están los gringos, sin lugar a dudas.
La carta presuntamente suscrita por IZG y socializada por su abogado Frank Pérez, ha venido a generar una infinidad de cajas de resonancia donde cada quien escucha lo que quiere oir, algo prototípico de las redes sociales.
En Sinaloa, un periodista ha descalificado el apoyo de 29 gobernadores morenistas al gobernador Rocha Moya, otorgado en una carta abierta publicada en medios nacionales, porque esa carta no está firmada, pero da crédito absoluto a la carta que el abogado de IZG promovió en los medios mexicanos, la cual adolece también de firma, y que a mi juicio, revela la prevaricación periodística en todo su esplendor.
A pesar de que la Fiscal General del Estado, Sara Bruna Quiñones, había declarado una y otra vez que la línea de investigación del robo como móvil en el asesinato de HMC era la primera hipótesis o línea de investigación, con la aparición y exhibición pública del video que registra el supuesto ataque al fallecido político, en apariencia derrumba la hipótesis del asalto como el móvil del crimen, ciertos personajes del periodismo han hecho cera y pabilo de la funcionaria, cuando la carpeta de investigación apenas se está engrosando.
El gobernador Rocha Moya se deslindó tajantemente de los hechos que se le imputan en la carta del abogado Frank Pérez, cuya autoría pesa sobre él hasta que IZG ratifique su contenido, algo que se ve difícil por las contradicciones provocadas que reveló el video de la gasolinera en donde eventualmente es baleado HMC.
Contradicciones de la que los “insignes” prevaricadores han hecho un conveniente mutis.
Rocha Moya ha recibido el apoyo pleno y absoluto tanto del presidente López Obrador y de la presidenta electa Claudia Sheinbaum, lo que ha provocado irritación en ciertos periodistas locales y nacionales, que han interpretado en sentido contrario tal espaldarazo.
Prevaricando el contexto han “decretado” que tal apoyo significa que en los hechos han dejado solo al mandatario sinaloense.
What? El chiste locuaz se cuenta solo.
En el mismo evento RRM solicitó al Presidente que la FGR atrajera el asunto, en una inteligente decisión que tiene por objeto la eliminación de toda suspicacia y muy a tono con la solicitud que numerosos actores políticos y sociales exigían.
Sin embargo, los prevaricadores no descansan para la elucubración de mentiras-verdaderas y el día de mañana, júrelo usted, se dolerán de la medida, alegando que la FGR la controla AMLO o cualesquier pretexto para seguir falseando los hechos. Al tiempo.
Imaginemos que ni AMLO, ni CSP, ni los gobernadores de Morena se hubieran expresado de forma solidaria a favor de Rocha Moya, apoyando a pie juntillas el deslinde tajante de los hechos acontecidos ese día del 25 de Julio, obviamente que el badiraguatense estaría en serios problemas.
Y entonces sí, podríamos decir con toda verdad: lo dejaron solo.
Decir que lo dejaron solo, pasando por alto aquellas evidencias, es practicar un periodismo que no solo prevarica, sino que está manufacturado con un solo ánimo:
Con el ánimo de chingar. Punto.