A propósito de la discusión sobre los nuevos libros de texto gratuitos para la educación básica que ocupa a segmentos importantes de la población mexicana, he considerado conveniente recuperar y traer a la palestra la parte dedicada a la educación nacional contenida en un ensayo que publiqué en 2005.1
Colaboración de Gerónimo Martínez García para Vida Pública
“No puede el país aspirar a salir del lugar intermedio en que se encuentra en el contexto mundial, no cabe esperar que conquiste un nicho significativo en el comercio internacional, si su sistema educativo no forma recursos humanos competentes en términos planetarios.
El mexicano debe recibir una educación culturalmente amplia y un eficiente entrenamiento en habilidades para adquirir y utilizar tecnologías productivas generales y particulares de su campo de especialización. En las escuelas mexicanas, la educación para la economía del conocimiento debe ser una realidad. Y para que tal cosa se dé, debe capacitarse a los maestros en servicio en tal dirección, lo mismo que a los estudiantes normalistas, y debe proveerse a las escuelas de todos los niveles del equipamiento correspondiente.
La divisa de la acción en materia educativa debe ser la calidad de la educación. La educación de buena calidad desarrolla las facultades físicas, afectivas e intelectuales de la persona, le inculca actitudes y valores propicios para la convivencia social armónica y le provee conocimientos, métodos de aprendizaje y adecuadas técnicas de análisis de problemas para que se desenvuelva eficazmente en el globalizado ambiente social, cultural, económico y político del presente y el futuro previsible.
La educación de calidad debe considerar los resultados de la acción educativa, los procesos y medios que se utilicen para llevarla a cabo y los contextos diversos en que transcurre la vida de los individuos, tanto el formativo como los de su vida adulta.
La calidad de los resultados de los procesos educativos ha de juzgarse a la luz de los objetivos establecidos para los programas de estudio, destacadamente la obtención de conocimientos, lenguajes y técnicas que permiten a los sujetos desenvolverse sin tropiezos mayores en el mundo interrelacionado de nuestros días.
Hablamos, pues, de dos referentes: uno interno, constituido por los conocimientos y habilidades que se espera que el alumno adquiera en el aula, y otro externo, configurado por los diversos espacios en que se desenvolverá como adulto. Con respecto del primer referente, la calidad implica dominio de las cosas que se estudian; con respecto del segundo, significa que las cosas aprendidas han de permitirle al individuo funcionar en la vida cotidiana sin dificultades extraordinarias, especialmente en el mercado laboral moderno. Calidad de la educación significa, en suma, aprender bien lo necesario para operar con propiedad en el escenario donde se vaya a actuar.
1 Gerónimo Martínez García. “Bosquejo de una política para el progreso de la población mexicana.” San Pedro de Rosales, Navolato, Sinaloa, 25 de junio de 2005. Págs. 40-44.
No puede ignorarse tampoco al hablar de calidad de la educación las características de los sujetos que acuden a las aulas ni el contexto familiar y social del que proceden. (Lo que se quiere decir es que los resultados de la educación no son cosa exclusiva del trabajo del maestro y de la escuela y los planes y programas de estudio) Difícilmente puede lograrse una educación de buena calidad con niños y jóvenes inadecuadamente alimentados o afectados por enfermedades que disminuyan sus capacidades de aprendizaje.
El estado de salud física, mental y emocional que lleven los estudiantes al ingresar a la escuela condicionará significativamente su desempeño escolar.50 (Sin estudiantes no hay sistema educativo) Esto impone una doble obligación a las familias: cuidar tanto de proveer de adecuada alimentación y servicios de salud a los miembros jóvenes —especialmente a los niños—, como de proporcionarles una atmósfera que estimule el desarrollo de su afectividad y sus facultades mentales.
Otro tanto cabe esperar de la escuela. Escuelas insuficientemente dotadas de medios para el trabajo académico —en general— y carentes de un ambiente propicio para la convivencia y el cultivo de la afectividad no pueden cumplir satisfactoriamente con la elevada responsabilidad que les ha sido conferida.
La calidad de la educación también está vinculada con tres características principales de los profesores, a saber, su habilidad para crear en los espacios escolares ambientes propicios para el estudio y el perfeccionamiento personal de los alumnos, formaciones pedagógica y psicológica sólidas, especialmente en tecnologías y métodos de conducción de los procesos de aprendizaje de los estudiantes, y dominio de los contenidos curriculares. Del maestro se espera especialmente que sea capaz de convertir a sus alumnos en el centro de su interés y de sus actividades docentes.
Está implícito aquí que el desarrollo de los alumnos es en la escuela asunto de la mayor prioridad. Este hecho debe constituir para el maestro, en particular, y para el sistema educativo, en general, una cuestión de la mayor importancia, toda vez que la existencia de los alumnos y sus necesidades formativas e informativas explican completamente todo lo demás.50 La importancia del maestro es tanta que puede decirse que la calidad de la educación y la del personal docente se presuponen mutuamente. De ahí que cuanto se haga para mejorar su condición profesional y su situación laboral estará bien hecho. 51
Entre los conocimientos y habilidades básicos que el alumno debe adquirir —el referente interno de la educación mencionado anteriormente—, cuentan destacadamente los siguientes: La lengua materna, las matemáticas, ciertas tecnologías de la información y la comunicación, particularmente Internet, y la lengua inglesa. Independientemente del nivel que logre y de la especialización que adquiera, su calificación en dichos campos debe constituir una aspiración universal de todos los estudiantes mexicanos.
La importancia de las dos primeras reside en que son lenguajes fundamentales en la comunicación y el estudio. Un dominio adecuado de la lengua nacional permite adquirir conocimientos y comunicar a los demás los resultados obtenidos, mientras que la segunda abre puertas para la comprensión de temas y la adquisición de habilidades y tecnologías cuya apropiación supone cierta formación matemática básica. Esto último es particularmente cierto en los circuitos productivos modernos.
La importancia de las llamadas nueva tecnologías de la información, por su parte, puede deducirse del uso intenso y extenso de que son objeto en prácticamente todas las profesiones y actividades económicas modernas. Están en el corazón mismo de la economía actual, tal como se lee en un documento de la Unión Europea:52
Information and Communication Technology, based on micro-electronics, telecommunications and network-oriented computer software, together with the global electronic networks, particularly the internet, which they service, has provided the infrastructure for the new global economy, allowing for unprecedented speed and complexity in the transfer of capital and resources, and in marked improvements in the capacity for overall management, business and trade.
El impacto de dichas tecnologías en las dinámicas económicas de los países es tal que el atraso de las menos desarrolladas puede agudizarse si éstas omiten incorporarlas en sus procesos productivos, administrativos, financieros y de comunicación. El riesgo de la ampliación de la brecha entre las naciones puede darse, aun a pesar de los esfuerzos de los países pobres por apretar el paso, por la simple razón de que los costos asociados a la implantación de dichos procesos, sea en la academia, el gobierno o los negocios, son tan altos, que actúan contra las posibilidades de pago de los menos ricos.
Estos datos apuntan en esa dirección: mientras, en 2003, los números de usuarios de Internet eran en Japón y Países Bajos, respectivamente, 483 y 522 por cada mil habitantes, las cifras eran 118 en México y 104 en Perú. En 2002, el número de computadoras personales por cada mil habitantes era en México de 82; en 2003, dicha cifra en Alemania era seis veces mayor. 53 Y aun dentro de un mismo país, el riesgo de que la población se escinda en grupos con perfiles distintos de cultura tecnológica (uno con acceso a las tecnologías modernas de la información y la comunicación y capacitado para servirse de ellas, y el otro marginado de tales posibilidades), es una realidad que se recrudece con el transcurso del tiempo.
El inglés es el latín del siglo XXI. 54 Y si bien sería una exageración decir que la ciencia es pensada en inglés, no lo es, en cambio, decir que la comunicación de sus resultados, en un alto porcentaje, ocurre en esa lengua. Las principales revistas arbitradas del mundo son editadas en inglés y las reuniones internacionales invariablemente usan dicho idioma.
Aún los cursos universitarios que ofrecen algunos países a alumnos de diversas nacionalidades son dictados en esa lengua, aunque no sea la que se hable cotidianamente en ellos. Los instructivos que acompañan a los programas computacionales y a los aparatos y maquinaria comercializados en el mercado mundial están escritos, entre otros más, en inglés, aunque en el país dónde hayan sido producidos la lengua nacional sea otra distinta.
No es extraño, por tanto, que el inglés sea a la vez que el idioma más estudiado el más usado como segunda lengua en todos los países del mundo. Crecientemente, los oferentes de empleo requieren de los solicitantes un cierto dominio de esa lengua, y los buscadores de trabajo suelen hacer resaltar en su currículum vitae sus conocimientos al respecto. Y las mismas universidades e institutos de educación superior condicionan la admisión de estudiantes a los cursos de postgrado que ofrecen al dominio del inglés, cuando menos a nivel de lectura.
Los sitios de Internet dedicados a la ciencia y a la tecnología lo usan de manera predominante, lo mismo que las principales bases de datos en todos los campos del conocimiento usan dicho idioma. El destino de la mayor parte de los estudiantes internacionales es algún país de habla inglesa, y cuando no es el caso, los cursos ofrecidos en esos países recurren a él como vector de convergencia.
La influencia y penetración mundial del inglés como vehículo de comunicación académica internacional y de uso en los sistemas de educación superior es tal que, sin que ello signifique su desaparición absoluta, algunos idiomas, como el español, el francés y el alemán, han visto restringido su papel en dichos menesteres, y países que usan las llamadas small languages podrían verse tentados a usar el inglés como la lengua principal en sus universidades.54 2
La importancia del estudio del inglés para México debería estar fuera de toda duda, no sólo por la vecindad y los lazos históricos que nos unen con Estados Unidos (y desde 1994, en función del TLCAN, con Canadá), sino además por el hecho de que dicho país constituye el principal destino de nuestros estudiantes que emigran al extranjero y de que con él llevamos a cabo más del 70% de las transacciones comerciales con el exterior. Esto debería ser razón suficiente para que en México se diera un impulso definitivo al estudio del inglés como segunda lengua. Desde la educación preescolar hasta el postgrado.
Al lado del esfuerzo que el país emprenda en materia educativa, debe intensificarse la inversión en desarrollo tecnológico. Deben crearse, en lugares estratégicos de las regiones, centros de concentración para la investigación científica y el desarrollo de tecnologías productivas. El modelo propuesto para la Unión Europea ofrece una guía orientadora.32 El tamaño del país hace indispensable que produzca tecnología propia y que adapte la que adquiera en el comercio mundial, tanto para venderla como para aprovecharla en sus procesos productivos internos.
La ciencia en México debe ser revalorada más allá del discurso; debe tomar carta de naturaleza en el quehacer cotidiano nacional, no por mera cuestión de prestigio o de vanidad académica, sino por razones de sobrevivencia y de justicia para la población nacional. Hay evidencia empírica que demuestra la relación existente entre el uso de altas tecnologías productivas y el nivel de empleo. 32
La carencia de candidatos a estudiar carreras duras, esto es, ingenierías, física, química y matemáticas, que son las que apuntalan el despegue y desarrollo tecnológico de cualquier nación, puede revertirse con un sólido y exclusivo programa de becas para apoyar a quienes emprendan estudios en esos campos y de creación de puestos de trabajo para sus egresados. En una tal tarea, la participación del empresariado nacional es indispensable.”
2 A debate took place in the Netherlands on this topic, and it was decided to keep Dutch as the main language of instruction largely out of concern for the long-term survival on the Dutch language- although degree programs in English are flourishing in the Netherlands. Where collaborative degree programs are offered, such as in Malaysia, the language of instruction is almost always English and not the language of the country in which the joint degree is being offered. 54