Participación de Diana Osiris Mendivil para Vida Pública
Gaia
Sí el penetrar tu vientre fértil
para depositar la semilla
ha causado el dolor de tu cuerpo amado,
por qué entonces
cuando he enraizado
y elevado mi follaje al viento
me abandonas a mi suerte.
Dónde se ha escrito tu abandono,
dónde tu resignación,
en qué punto tu esperanza claudica.
Los caminos surcan tu piel,
se reducen a sendero,
más aun, a simple vereda,
ríos secos ahondan tus entrañas,
¿dónde los vientos que mecen mis ramas
se esconden?
¿Dónde tu aliento?
Si claudicas primero,
si claudicas primero, madre,
el dolor de tu vientre…
habrá sido en vano.
La búsqueda
Cómo encuentro tu centro
en este laberinto que se descubre ante mi,
cómo recorro los caminos sin tu voz
que guían mis pasos,
sin tu huella plantada en el polvo
ya borrada por el viento (o el tiempo)
que lo desvanece todo,
cómo hago surgir de mí
ese sentir dormido
que se envanece en falsas glorias
podridas de egoísmos
y estúpidas envidias.
Cómo te encuentro, mi niña,
si te he perdido
en el sueño ignoto de mi memoria,
en el umbral de un recuerdo lejano
sin destino.
En el tiempo dormido de otro espacio
que no encuentro.
La niebla surge en la conciencia
y el olvido llega… sin esperarlo,
no te encuentro,
Estoy sola,
sin tu voz,
sin la huella de tus pasos.