La contenta oligarquía. Segunda Parte.

El ingeniero Slim se enriqueció al amparo del estado mexicano en la presidencia de Carlos Salinas de Gortari.
BBANG

El empresario Carlos Slim Helú, el hombre más rico del país, posee un capital que asciende a 66,870 millones de dólares y es el octavo hombre más rico del mundo.

Slim es el prototipo de empresario de la elite mexicana inscrito en lo que analistas económicos internacionales denominan el “Crony Capitalismo” o en español “Capitalismo de compadres”.

El ingeniero Slim se enriqueció al amparo del estado mexicano en la presidencia de Carlos Salinas de Gortari y de subsecuentes gobiernos neoliberales. 

El empresario de origen libanés obtuvo a precio de ganga la empresa paraestatal Teléfonos de México, con lo cual monopolizó el servicio telefónico nacional por décadas y a partir de ahí su crecimiento económico fue vertiginoso; teniendo como punta de lanza la empresa de telecomunicaciones America Móvil, además del Grupo Carso que cuenta con un ecléctico portafolio de negocios, que va de la minería a la construcción de obra pública, pasando por la banca y los restaurantes.  

Slim difícilmente hubiera prosperado en un ecosistema económico distinto al mexicano, que ha propiciado las altas e inmorales concentraciones económicas que inciden en la pobreza del pueblo mexicano, elevando los precios de los productos e impidiendo la entrada a los mercados de otros competidores. 

El “One Percent”, es decir el uno por ciento de los más ricos del mundo posee más riqueza que el restante 99 por ciento y esos datos se repiten en nuestro país (OXFAM), por lo tanto tenemos una economía literalmente al servicio de esa minúscula y detestable elite. 

La corrupción y el contubernio entre el poder político y empresarial hizo posible la descomunal e ilegal apropiación de rentas de este magnate.

Seguramente en los Estados Unidos Slim no hubiera podido arribar a esos niveles de esa viciosa riqueza.

Las leyes antimonopólicas se lo hubieran prohibido de forma tajante y tal vez hubiera sido muy difícil que el estado gringo le hubiera puesto en bandeja de plata un monopolio de un servicio básico como era la comunicación telefónica analógica en aquellos ayeres. 

Los mexicanos vivimos años viendo cómo este individuo se enriquecía día tras día abusando de su dominancia en el mercado, imponiendo tarifas a su contentillo.

Cuando inauguró la empresa Telcel, de telefonía celular, Slim se constituye en el hombre fuerte y cuasi monopolista en ese mercado, sin que autoridad alguna lo pudiera someter al imperio de la ley de competencia económica.

Por años estuvo robándonos con tarifas de sobreprecio y con el inmoral redondeo en los recibos. 

Lo anterior es una muestra acabada de que la oligarquía había venido instrumentalizando al estado mexicano en su exclusivo beneficio para la ilegal exacción de rentas.

La simbiosis entre poder político y poder económico encuentra en Slim su más conspicuo representante, pero la lista sigue, veamos: 

Alberto Bailléres, fallecido el año pasado, dejó una gran fortuna, que coloca a su familia con un capital de 8,480 millones de dólares, con sus principales empresas: Industria Peñoles (minería), GNP (seguros) y Palacio de Hierro (ropa y regalos).

Pero la joya de la corona es Peñoles que ha conseguido cientos de miles de hectáreas para sus fundos mineros para la extracción de oro y plata, muchos de los cuales han devastado comunidades rurales e incluso han perpetrado robos descarados, como el cometido por la minera Penmont, filial de Fresnillo, -otra empresa minera del finado empresario- que en Sonora han despojado al ejido el Bajío ubicado entre Caborca y Puerto Peñasco, de sus tierras, a pesar de una década de resistencia y 67 sentencias del Tribunal Agrario a favor de los ejidatarios, no se ha logrado la restitución de sus propiedades y la indemnización correspondiente.

Conozco de primera mano el asunto por información que el abogado sinaloense Sergio García Camacho ha socializado en los medios de comunicación e incluso ante la cámara de los comunes en el Parlamento Inglés, en particular con miembros del Partido Laborista, que están coadyuvando para que se haga justicia en ese enorme atropello por parte de estos oligarcas.  

Grupo México de Germán Larrea, es un conglomerado empresarial que opera tres divisiones (minera México, Grupo México Transportes  y Grupo México Infraestructura) y Fundación Grupo México.

La empresa fundada en 1978 por José Ángel Gutiérrez Contreras y Germán Larrea Mota, tras la supuesta bancarrota de la las compañías mineras estatales declaradas por el gobierno de Carlos Salinas de Gortari (otra vez) Larrea compró, a precio de ganga, fundos mineros con enormes yacimientos de cobre, de hecho en tercer lugar a nivel global y su división Transporte opera la flota ferroviaria más grande del país.

Empresa que adquiría de forma monopolica durante la presidencia de Ernesto Zedillo, de ahí para el real la riqueza de la familia Larrea creció como la espuma y hoy tiene activos por valor de casi 28 mil millones de dólares, todo o casi todo al amparo del trágico capitalismo de compadres, cuyo lastre ha impedido (entre otras cosas) el pleno, sostenible y sustentable desarrollo nacional. 

Como dice Viridiana Ríos en su notable ensayo: está narrativa no es ninguna teoría de la conspiración, los datos duros están accesibles a cualquier mexicano, a tan solo el impulso de un click. Y por eso y otras cosas más, la Oligarquía está muy contenta y se desternilla de risa. 

Como último botón de muestra: Raúl Salinas de Gortari recibió por parte de Ricardo Salinas Pliego, el dueño de TV Azteca, antes la televisora estatal IMEVISIÓN, 39 millones de dólares como cohecho para recibir también, a precio de ganga, la televisora que lo ha enriquecido de forma descomunal, hecho que quedó acreditado en el juicio por lavado de dinero que al hermano incómodo de Carlos Salinas de Gortari se le siguió en Suiza. 

Big Bang Fondo Negro

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