Los enemigos de la Sociedad Abierta

Si hay algo que la corrección política hace es, irónicamente, oponerse al debate civilizado entre dos visiones contrarias.
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Desde siempre en el debate público y político se ha hablado del concepto de corrección política, pero más precisamente desde hace algunos años es que este concepto parece haber tomado un aire más fuerte y provocador, sobretodo por la explosión de las redes sociales, especialmente por la arena política en la que se convirtió Twitter.

Tradicionalmente, se podría decir que una persona políticamente correcta es aquella que se suele adherir a las posiciones mayoritarias o populares y por ende satisfaciendo lo que la sociedad en general le exige. Las personas políticamente correctas suelen tener poco o nulo interés para comprometerse más a fondo con sus opiniones, independientemente del tema. Muchas veces, incluso, lo hacen para evitar una confrontación con alguien que podría resultar desagradable.

Sin embargo, en los últimos tiempos este término se ha estado tergiversando y tirando a diestra y siniestra a la menor provocación. Últimamente se ha podido apreciar en redes sociales como Twitter, que gente califica a otra gente como “políticamente correcta” o incluso muchos usuarios se describen a si mismos en sus biografías como personas “políticamente incorrectas”.

En muchas ocasiones, estos individuos auto-descritos y auto-referenciales, suelen expresar opiniones que rayan en la discriminación disfrazada de “incorrección política”, es por eso que se insiste en que este término ha sido modificado según los intereses de cada quien.

En el arena de la comedia es otra área donde la corrección política ha dicho presente, ya que los detractores de esta práctica señalan que no es adecuado lanzar chistes hacia grupos minoritarios. Esto no sorprende, pues desde hace algunos años, en países como Estados Unidos se ha ido fomentando y difundiendo el movimiento woke tanto en las universidades como en la opinión pública.

El asunto podría ser debatible, están quienes dicen que la comedia no debería tener limites y los que dicen que sí debería tenerlos. Lo que está claro es que si pusiéramos limitaciones a cada uno de los aspectos artísticos para reducirlo todo a una interpretación subjetiva de lo que es correcto e incorrecto, nos quedaríamos sin arte.

Las rebeliones de extrema izquierda son los grupos que apoyan esta nueva inquisición posmoderna del puritanismo, irónicamente apoyando las nociones morales que, en teoría, tanto detestan. La labor “desquehacerada” de escudriñar en el terreno ajeno se convierte en ridícula cuando consideramos que los seres humanos somos perfectibles. Nadie es perfecto.

Nadie nace ni bueno ni malo, dada que la naturaleza humana es una construcción social. Lo sorprendente es que muchos de estos personajes woke son los encargados de dirigir instituciones culturales tanto en México como en otros países.

Es importante recalcar que oponerse a la corrección política no significa alentar o apoyar comportamientos de discriminación, pues se puede prestar a la malinterpretación. Si hay algo que la corrección política hace es irónicamente oponerse al debate civilizado entre dos visiones contrarias (dialéctica) es por eso que es importante seguir fomentando foros de libertad de expresión porque de otra manera se estaría desalentando lo que Karl Popper redefinió como Sociedades Abiertas.

Cierro con esta cita del mismo Popper:

“Si queremos que nuestra civilización sobreviva, debemos romper con el hábito de reverenciar a los grandes hombres. Los grandes hombres pueden cometer grandes errores, y como el libro trata de mostrar, algunos de los más grandes líderes del pasado apoyaron el ataque perenne a la libertad y razón”.

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