Culiacán, Sinaloa, 18 de septiembre 2024.
Es necesario reiterar:
Lo que está a la orden del día, de manera ominosa para el periodismo que presume de objetivo e imparcial, es la desinformación, la información a medias y el crédito acrítico a la simple especulación, la carta libre al rumor o a la dudosa versión de delincuentes y abogados interesados.
Eso es lo que “trabajan” casi todos los medios, por más que se quiera ver lo contrario, hasta el extremo de la simple repetición de consignas de las y los “comunicadores” de la CDMX (Uresti, Loret, Cárdenas, Ciro y más) claramente vinculados a la oposición política, siguiendo la pauta del gobierno estadounidense, les guste o no.
Y, lamentablemente, a la distorsión a sabiendas contribuyen las autoridades que no proceden con la atingencia necesaria.
Hemos dicho que el hecho inconcuso es que, vulnerada la capacidad de análisis y reflexión de una sociedad cautiva de las “redes”, atornillada a los instrumentos de la tecnología del control social, permeada por la subcultura del aprovechamiento de sus semejantes, del consumo, el ocio que desvía y aliena, el panorama es sencillamente deplorable.
Agréguese que el periodismo en la actualidad es, primero, y antes que nada, simple negocio.
EN LA TANDARIOLA
Es así que “comunicadores”, particularmente de los grandes medios radiofónicos y televisivos de la Ciudad de México, parecen no tener más fuente “periodística” que la repetición de consignas políticas contra el gobierno, la emisión de versiones sin pruebas y claras agresiones que son retomados por receptores desinformados a fin de cuentas.
Hacen su agosto “investigadoras”, como Anabel Hernández, que nunca presentan pruebas de sus atrabiliarios dichos, pasando por figurones que deben su rating a las críticas del presidente López Obrador.
Como no hay proceso de la comunicación, decir lo que sea, lo demás no importa.
¿SI “LE DIJERON” ES CIERTO SIN MÁS?
Es ilustrativo el caso de la supuesta carta de Zambada, ampliamente difundida, con el acuerdo de medios de Estados Unidos, por un abogado de prácticas más que conocidas y bajo sospecha.
Hay periódicos como “El Universal”, por ejemplo, que agarrándose de la supuesta “carta” o “comunicado”, cabeceó una nota diciendo que “el Mayo Zambada revela sus nexos con el gobernador de Sinaloa”. Sin mediar prueba alguna, de manera abusiva.
El hecho es que en la misiva, de supuesta autoría del Mayo, se dice: “me dijeron que, además de Cuen, iba a estar el gobernador Rocha”, no dice si confirmó, si habló con el gobernador, si verificó la fuente, nada, solo “me dijeron” y, aunque sí dice que no lo vio, del otro dicho se colgó casi el cien por ciento de la información al respecto.
Lo mismo ha hecho incluso la FGR, que al parecer no tiene más fuente que el parte oficial de la fiscalía estatal y la supuesta carta.
Del avión, del piloto, de los acompañantes, de los testigos que estuvieron y que no se fueron en el avión, nada hasta ahora.
Si el gobernador no estaba en Sinaloa, pero como la carta dice que “le dijeron” al Mayo que iba a estar (aunque éste aclare que no estuvo) entonces tiene que demostrar que en efecto no estuvo en la tal reunión. Habrase visto tal método investigativo.
Que resulta inverosímil que Zambada, con sus dinámicas de seguridad, haya acudido a una supuesta reunión donde “le dijeron” que iba a estar Rocha, pero no estaba, que no lo vio y supinamente se metió a la trampa que, otra vez, dice, le tendieron.
ESO NO SE VE
Los medios dejan de lado que Max Vigil, ex director de la DEA, y otros expertos, que bien conocen esos trotes, aseguran que la carta atribuida al ‘Mayo’ Zambada “fue escrita por sus abogados, basándose en información de inteligencia” de la DEA y el Departamento de Estado gringo.
Y es a esas instancias a quienes les interesa difundir ese tipo de “información”, es decir al gobierno de ese país que está al servicio de su plutocracia (que tiene grandes intereses en México).
El objetivo de esas instancias en pugna con nuestro país es debilitar, desprestigiar, atacar, calumniar, crear un ambiente de inestabilidad apropiado para sus vulgares intromisiones.
Pero los comunicadores claramente vinculados con el tal Claudio X, cómplice de los intereses extranjeros, no les importa, solo “infieren” lo que les interesa, a tono con las consignas que la desvaída “oposición” política, cómplices de Estados Unidos, les trasmite.
EN EL TINTERO–
Sobre otra supuesta carta, ahora del delincuente García Luna, y del abogado Pérez, me ocuparé en la siguiente entrega de esta columna. (cano.1979@live.com).
