Culiacán, Sinaloa, 26 de agosto 2024.
No hay de otra, la historia de las relaciones entre México y Estados Unidos es una historia de infamias a cargo del segundo y detrimento de nuestro país.
En el rejuego electorero que se traían, en el colmo de la inconsecuencia y el despropósito, no hace mucho se propuso que la “oposición”, ese batidillo comandado por la privada iniciativa y sus epígonos, le pidiera a Estados Unidos que interviniera en las pasadas elecciones generales de este año.
Lo hicieron, de hecho y, aunque no directamente, el gobierno gringo metió su cuchara en todo lo que pudo, con sus “medios”, redes y falacias.
Además de su actitud de vende patrias y su plena ignorancia de la historia, su escaso o nulo entendimiento no le da a la privada iniciativa (la que manda en el prianredé) para entender la verdadera dimensión de lo que han sido las relaciones México-Estados Unidos.
SÓLO ALGUNOS BOTONES
Al respecto, conviene recordar algunos (solo unos cuantos) referentes incontestables.
No se olvida, por ejemplo, que declarada la guerra a México, el 11 de mayo de 1846, por el presidente yanqui James K. Polk, con el motivo “formal” del conflicto texano-mexicano, los estadounidenses se comportaron como vulgares bandoleros en nuestro territorio.
Antes, desde enero de ese año y sin declaración de por medio, el ejército norteamericano había ocupado los puertos de San Francisco, California (estado que pertenecía a nuestro país), Mazatlán y Acapulco.
También, sin previa declaración de hostilidades, el 27 de marzo del mismo año, los estadounidenses tomaron el puerto de Veracruz luego de disparar más de 6 mil 700 proyectiles sobre la población civil.
En septiembre de 1846 cayó la ciudad de México y los soldados del “vecino del norte” incurrieron en tal pillaje que ni los templos se escaparon.
Durante la ocupación, Polk estableció impuestos extraordinarios a los mexicanos argumentando “derecho de conquista” y que la población era sujeta de “vasallaje temporal”.
Cuando las hostilidades cesaron oficialmente, el general Winfield Scott, al mando de la tropa estadounidense, permitió que su tropa agrediera a la población y ordenó azotar a los rebeldes en la calle.
Y HAY MUCHO MÁS
James Monroe fue presidente de los Estados Unidos entre 1817 y 1825.
Fue el creador de la llamada “doctrina” que lleva su nombre y se le atribuye la frase: “América para los americanos”.
Desde entonces, el gobierno de ese ese país ha venido asumiendo que América le pertenece y esa es, matices y formas aparte, la perspectiva que guía sus actos.
El 19 de abril de 1914, Woodrow Wilson obtuvo autorización del Congreso yanqui para emplear la fuerza en México y dos días después mil 500 soldados, perfectamente armados, se posesionaron de Veracruz.
El 21 de abril, 300 mexicanos fueron asesinados por los agresores extranjeros.
En 1919, México no fue admitido en la recién creada Sociedad de las Naciones (antecedente de la ONU) por presiones directas de Washington; años después, cuando la expropiación petrolera, el diputado Joseph Kennedy, fundador de la famosa dinastía, dijo que México era “una nación de bandidos”. Lo siguen diciendo.
EL AGACHISMO Y LA CORRUPCIÓN PRIANISTA
Hay una profunda ignorancia de los antecedentes históricos y una deshonesta marginación de los términos en que se han manejado, desde siempre, las relaciones entre los dos países, siempre con la notable desventaja de México ante abusos y agresiones.
Estados Unidos ha tenido a su favor que los gobiernos mexicanos del prianismo, todos ellos, fueron corruptos contumaces, aparte de ineficaces para proteger los intereses nacionales.
Sin asomo de duda, el trato histórico, que permitieron agachando la cabeza para engordar la bolsa los prianistas, está caracterizado por el abuso, la prepotencia y el menosprecio.
En los tiempos que corren la diplomacia impone ciertos matices, cambios de apariencia, pero el signo profundo se mantiene y sale a flote en cualquier oportunidad.
Así que, ni modo, la disyuntiva de México, con todo y sus riesgos es: confrontación, con las armas de la legalidad y la soberanía o sometimiento. No hay de otra
EN EL TINTERO
-De nuevo, los “grandes medios” de Estados Unidos, como el “Washington Post”, el “New York Times” y el “Wall Street Journal”, todos ellos y más con falta de objetividad y de ética (con los medios “nacionales” a su cola) tratando de chantajear con sus versiones y amenazas al gobierno mexicano.
-Los concesionarios de aeropuertos del país, abusan no solo con la Tarifa de Uso Aeroportuario (TUA) que cobran, sino prácticamente en todo, desde estacionamientos a servicios en general.
-Los principales son el Grupo Aeroportuario del Sureste (Asur), el Grupo Aeroportuario del Pacífico (GAP) y el Grupo Aeroportuario del Centro Norte (OMA, que opera el de Culiacán, entre otros. Seguirán, mientras los dejen. (cano.1979@live.com).