El delincuente Noboa

La familia Noboa está claramente identificada con la ultraderecha de su país, la oligarquía financiera y el extremismo conservador.
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Culiacán, Sinaloa, 28 de mayo 2025.

Si bien el asunto está en la Corte Internacional de La Haya, por lo común lenta y burocrática, es claro que el gobierno de Ecuador apuesta al cansancio y espera la oportunidad para un arreglo a trasmano.   

Necesario, pues, reiterar lo que hace un año publicamos aquí: con toda claridad, el artículo 22 de la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, que debe ser respetado por todos los países firmantes, incluido Ecuador, mandata que las sedes de una misión diplomática “son inviolables y ningún agente del Estado receptor podrá penetrar en ellas sin consentimiento del jefe de la legación”.

Eso, sencillamente, fue violado por el gobierno ecuatoriano, impunemente hasta ahora.

Sin asomo de duda, el asalto de la embajada mexicana en Quito, por la policía y el ejército de Ecuador, equivale a una invasión del territorio nacional de nuestro país. 

Eso es sumamente grave y requiere una enérgica respuesta, sin posturas blandengues escudadas en una “diplomacia” que puede derivar, a la postre, en un dejar pasar la acción invasora ordenada por un junior multimillonario, Daniel Noboa, que para desgracia de su país es su presidente.

ULTRAJE INADMISIBLE

En el asalto a la embajada, además de la incalificable agresión, se suma el ultraje al personal diplomático mexicano, que fue golpeado y humillado por los guaruras de Noboa.

El jefe de la cancillería mexicana, Roberto Canseco, fue lesionado, hincado y ofendido por los gendarmes ecuatorianos, lo que exige una acción penal contra los agresores y quienes los mandaron, Noboa en primer lugar.    

La acción del junior Noboa, justamente se puede calificar de estúpida y no tiene precedentes en la historia reciente (solo está el caso de Guatemala, cuando el 31 de enero de 1980 ahí se asaltó y quemó la embajada española).  

La literal invasión de territorio legalmente mexicano en Quito ha sido condenada por prácticamente todos los gobiernos del mundo, con algunas ominosas excepciones que han guardado silencio, o con tibieza y sospecha, como es el caso de Estados Unidos.

UN CONSERVADOR EXTREMISTA

El presidente de Ecuador, Daniel Roy Gilchrist Noboa Azín, quien ordenó invadir la embajada mexicana en Quito, con el pretexto de detener a Jorge Glas, exvicepresidente opositor a su gobierno (que se encontraba asilado en la sede diplomática mexicana y cuya vida sigue en serio riesgo en manos de los militares de aquel país) nació en Miami y es ciudadano estadounidense.

Noboa es hijo de Álvaro Noboa, el hombre más rico del Ecuador, que ha sido candidato presidencial por cinco veces, perdiendo, hasta que su hijo se hizo con la presidencia y, bajo fundadas sospechas de fraude electoral, se ha reelegido. 

La familia Noboa está claramente identificada con la ultraderecha de su país, la oligarquía financiera y el extremismo conservador. 

De lo que siga en este ominoso caso, y de la actitud que mantenga el gobierno mexicano, ya veremos.

HACIENDO MEMORIA

Durante el movimiento estudiantil-popular de 1968, quien esto escribe fue delegado al Consejo Nacional de Huelga (CNH), integrando un grupo de activistas entre los que se contaban Oscar Mario Mendoza, Lucio Robles Palomera y los hermanos Adán y Abel Duarte.

A las reuniones del grupo, siempre a salto de mata, asistió algunas veces un estudiante del Instituto Politécnico Nacional (IPN), de nombre Ernesto, quien recolectaba cooperación que la ciudadanía daba para el movimiento.

DE ERNESTO A ZEDILLO

Se encontró que el tal Ernesto, de figura muy parecida al expresidente Zedillo, muy amigo de estudiantes mochitecos, también del IPN, se robaba parte o toda la colecta y fue expulsado del grupo, además de que, sin ser delegado, trataba de colarse a las asambleas del CNH y procuraba información que no le competía.  

Ahora bien, el expresidente Ernesto Zedillo estudiaba la licenciatura en la Escuela Superior de Economía del IPN, se integró al movimiento estudiantil y participó en algunas acciones, siempre en la retaguardia.

No puedo asegurar al cien por ciento que aquel Ernesto era Zedillo, pero las coincidencias son notorias.

EN EL TINTERO

-Votar este domingo es votar contra la innegable, inocultable corrupción. Imposible negarlo, todo mundo lo sabe.

-Siguen sin tregua los ataques y ofensas de los políticos republicanos de Estados Unidos, encabezados por Trump, contra México.

-Ya empezó el embajador gringo ¿ex? agente de la CIA, de apellido Johnson. Seguirá en la campaña contra el gobierno de México, que lo debe parar.

La ignorancia y la estupidez siempre combatirán a la inteligencia y ese es el caso de Trump contra las universidades de su propio país.

México, además de exigir visa a estadounidenses y canadienses, debe expulsar a miles de indocumentados de esos países que ilegalmente están en nuestro territorio. (cano.1979@live.com).  

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