El crimen de Héctor Melesio fue nefando, infame, horrible (que crimen no lo es).
Del ominoso asesinato no podemos decir que sea proditorio, es decir, que tenga como causa eficiente la venganza, como algunos sostienen, más con tinta y saliva mediática, que con hechos indubitables, objetivos.
No podemos saltar a las conclusiones definitivas cuando de las primeras inferencias ministeriales, que atienden básicamente a un testimonio singular de quien lo acompañaba en esa trágica noche, preliminarmente se deduce que se trató de un crimen derivado de un intento de robo.
Puede ser que un video que haya grabado el evento acontecido en la gasolinera en donde perdió la vida, invalide o valide la hipótesis o cualquier otro medio de convicción cambie el rumbo de la indagatoria.
La Fiscal del Estado de Sinaloa, Sara Bruna Quiñones, a quien considero una mujer honesta y con amplia cultura jurídica, ha declarado que si bien existe esta primera línea de investigación (intento de robo y resistencia por parte de Héctor Melesio), la carpeta de investigación solo contiene esa hipótesis o premisa (expresiones del que esto escribe), pero que de ninguna manera ha dicho, la investigación se agotará sin mirar por otras avenidas o miradores de hechos y de contextos generales, en donde a mi juicio son más importantes los subtextos, esa parte de las historias poco conocidas o analizadas, en donde suelen descansar los detalles concluyentes.
Revelar esa caja negra puede dar curso a otras líneas de investigación y ese trabajo le corresponde a la representación social.
Lo demás que presenciamos en los medios de comunicación son fuegos de artificio, sin ningún sostén o pruebas que lo validen, solo ruido y furia, de quienes de la turbiedad del Río revuelto hacen su agosto.
Actores políticos de distinto signo y color, exigen justicia y que se dé con los responsables que cegaron la vida de un importante actor político en Sinaloa, y de paso desmadejaron un proyecto político local:
El Partido Sinaloense, el cual es menos que cero sin el liderazgo del extinto ex rector de la UAS. En esa formación política no hay nadie que se le acerque a Héctor Melesio en carisma y capacidad organizativa proverbial, como proverbial su fuelle para el trabajo.
Lo más lamentable es la construcción de hipótesis concluyentes cuando el silogismo ni siquiera está armado debidamente con pruebas fehacientes, verdaderas, para arribar a una conclusión transitoria, porque toda carpeta termina en un juzgado quienes en última instancia dicen la “verdad jurídica”.
Cierta parte del periodismo de mala leche que producen los profesionales de la mentira y la perversidad, han dado curso de veracidad a las hipótesis más delirantes y falaces.
Inferir y deducir son métodos de la lógica jurídica, tanto como de la lógica general o filosófica.
Pero, ambas figuras para el conocimiento de una verdad, tienen que tener un soporte objetivo y verificable, pruebas y no elucubraciones, lo que en buena medida no ha acontecido.
Hay una línea de tiempo en donde se agotarán todas las pesquisas y estas deben de ser exhaustivas.
Algunos miembros de la sociedad política exigen que el caso sea atraído por la Federación, y del otro lado del foro público, hay confianza en la Fiscalía del Estado para que arribe a sus conclusiones finales, tal y como lo manifestaron tanto los diputados locales y el gobernador del estado Rubén Rocha Moya, que ha actuado con un sensible respeto a la familia de Héctor Melesio y a sus muchos seguidores.
Es curioso que en la politización del crimen de Héctor Melesio los más afectados han guardado un discreto silencio, mientras otros practican un periodismo amarillento y carroñero, pretendiendo erigirse en líderes de opinión, o más bien en vectores de confusión para llevar agua a sus molinos políticos o mediáticos.
La perversa tesis de que el gobernador intervino en la postura del Mayo Zambada y de Héctor Melesio, por parte de un periodista dedicado a la calumnia sistemática, como es el caso de Miguel Badillo que escribe para la revista Contralinea, no solo es contraintuitiva, sino perversamente estúpida:
¿Qué rentabilidad política podría obtener RRM del crimen de Héctor Melesio y de favorecer la captura del Mayo? La respuesta es ninguna.
Rocha Moya y su partido controlan de forma unánime el espectro político.
Además Héctor Melesio, con diputación incluida, literalmente habría empezado su declive político.
Siempre pensé que esa diputación federal, lo único que iba a producir en Héctor Melesio eran problemas:
De golpe y porrazo todas sus cuitas y problemas arraigados en Sinaloa, cobrarían relevancia nacional y con ello, un severo problema para controlar la narrativa, porque no es lo mismo enfrentarse a Noroeste que a Proceso, El Universal o Reforma.
Este último ha tratado con singular dureza su presente y pasado político, con llamadas de portada incluidas, a propósito de la cobertura del evento en donde el badiraguatense perdió la vida.
No adelantemos vísperas. Dejemos que el viento siempre lento de la justicia conduzca a la resolución de este caso terrible.
Pretender afectar el juicio de la ciudadanía con la repetición de bulos, mentiras y disparates envilece el ejercicio de la política y el periodismo.
Eso sí, exijamos el trámite transparente, objetivo, exhaustivo de la carpeta de investigación para alcanzar la justicia que Héctor Melesio, su familia y la sociedad en su conjunto nos merecemos.