“QUE SE MODERE LA INDIGENCIA Y LA OPULENCIA”
“QUE SE ELEVE EL SALARIO DEL PEÓN”:
J.M. MORELOS Y PAVÓN.
El Populismo es el reclamo que convulsiona a los pobres, motiva a los luchadores sociales y da sentido a su vida; inquieta y pone en guardia a los ricos y da quehacer a los políticos oportunistas.
El Populismo es revuelta y revolución, es ruptura del orden y renovación del pacto social.
Es socialismo y paternalismo de estado; es como usted quiera llamarlo: pero será siempre el camino que conduce al animal político al encuentro con las masas, para mimetizarse y sumergirse en ellas; para brotar un día de entre ese abigarrado pobrerío, prohijado por extraños, bien amado de la pobreza eterna, de esa forma extraña e impía de querer, que en medio de la necesidad no conoce la ternura; sufrido y escarmentado, imantado y mesiánico:
Dispuesto a todo, capaz de todo; avezado, audaz y temerario; convertido en un Robín Hood, en un Chucho El Roto, en un Pancho Villa; y todos sabrán que tras él; marcha en tandas la temible canalla, el abigarrado pobrerío:
Convertido en Tigre amenazante, que va marcando el territorio que pisa con sus sales; y descubriendo con su férrea mirada el mundo que no tiene y que ahora sabe que también le pertenece.
El Populismo se profundizó y propagó por todo el mundo durante los siglos XIX y XX.
Llevando la simiente bendita y emancipadora de su proverbial significado; que guió los pasos y las palabras justicieras de sus pregoneros, hacia todos los pueblo cansados de sufrir la opresión de los poderosos; que en las clases más pobre encontraron el complemento para iniciar su epopeya.
La pobreza fue el caldo de cultivo y la tierra fértil para germinarlo, enraizarlo y hacerlo brotar como un pensamiento nuevo, fresco y prometedor de una utopía: la sociedad equitativa.
Solo que para alcanzar esos fines, fue necesario llevar adelante la difícil tarea de alfabetizar, convencer y organizar a sus nuevos seguidores; todo ello en secreto, aprovechando la oscuridad de las noches y robándole horas al descanso de los pobres labriegos y sirvientes, recién iniciados en la nueva doctrina del populismo; que pregona la bondad de la libertad económica, que invita a luchar por ella y que al grito de ¡patria o muerte! Promete, más allá del peligro; la felicidad.
Para Los Populistas; apoyarse en él pueblo ya convencido, organizado y adiestrado para luchar por la justicia y la igualdad; y en contra del abuso de la explotación, bajo la amenaza de los poderosos y la vigilancia de sus despiadados capataces:
Fue una verdadera odisea, que en todo momento implicó el riesgo de ser descubierto y castigado con la muerte, [así le ocurrió a aquellos heroicos Decembristas de la Rusia Zarista, que fueron los antiguos padres del Populismo] en el mejor de los caso, debían atenerse a recibir terribles palizas o docenas de latigazos.
A mis setenta y dos años he leído más que escrito o vivido acerca de las teorías que explican la tendencia social del Populismo; y he escuchado una y mil disertaciones de muchos hombres probos, doctos y sinceros; así como de tantos políticos hipócritas, demagogos, oportunistas y validos de la ocasión para meterse a teóricos del Populismo.
Pero existe una reflexión que ha centrado mí atención; porque no intenta definir el Populismo: pero si aclara, ubica y confirma la existencia de un Populismo universal, con una dialéctica apabullante; que es cierta, actual y perdurable.
Es tan verdadera esta reflexión, que aunque se trate de ignorar su validez y pasar por alto su cumplimiento; siempre estará ahí… tal vez como letra muerta, pero presente, intentando normar nuestra conducta, porque:
“Todas Las Constituciones del Mundo son Populistas: porque no existe ninguna en el mundo que se declare en contra del bienestar social o que expresamente establezca que por el bien de todos: primero sean los ricos”.
Así reflexiona el pensador socialdemócrata contemporáneo, Ricardo Espinoza De Los Monteros; y tiene razón:
La Reforma de las pensiones en México, es Populismo puro y bendito.
Porque reformar la ley para dejar aprobado e impreso en la constitución, que cada trabajador que se retire por jubilación; debe reciba una pensión del 100% de su salario y que en el futuro su pensión se vaya incrementando acorde a los aumentos que reciba el salario de todos los trabajadores, es populismo puro y bendito.
Y esta es una lucha a brazo partido; como tantas otras que ha librado desde la presidencia de la República ese Populista excepcional que es Andrés Manuel López Obrador apoyado por los diputados y senadores populistas de Morena en el congreso; es una muestra fehaciente de un inquebrantable afán, de una férrea e indomable voluntad de llevar su lucha hasta el final de su mandato; que en toda su gestión reclamó de un gran talento político, que le exigió de una gran firmeza, de ser tenaz y perseverante en el ideal:
Pero, que también implicó el sacrificio de la resistencia, ante los embates de los diputados y senadores del Pan, del Pri, del Prd y del MC que son los partidos que defienden a los empresarios y patrones que son los representantes del conservadurismo en México.
Y Andrés Manuel; antes de marcharse dejó dicho:
“Valió la pena aguantar todas las diatribas y ofensas de los conservadores en mí contra; porque cuando se lucha por la transformación de la vida pública y por mejorar la vida de los pobres; se debe estar preparado para pagar su precio; aguantando con estoicismo todas las ofensas y humillaciones, y la montaña de lodo que han lanzado en nuestra contra; los bribones que viven del sufrimiento del pueblo”.
Si esto no es Populismo del bueno; que alguien me diga lo que será.
“El poder sólo tiene sentido y se convierte en virtud cuando se pone al servicio de los demás”
AMLO