Han pasado cinco años y meses de haber comenzado el periodo presidencial de Andrés Manuel López Obrador y el partido Morena.
Durante ese tiempo de enamoramiento con el Popolo; a la luz de los hechos concretos; que no son simples palabras, nos dicen con una claridad inequívoca; qué él ha sido fiel a los pobres que son sus electores.
Su lealtad que está de manifiesto, se ha puesto a prueba y el pueblo por su parte, también le ha dado pruebas contundentes de amor y apoyo.
Me refiero a que él Presidente, por su comportamiento cercano a la gente; y con sus actos de gobierno y sus programas sociales; ha demostrado en los hechos que no es un demagogo; por el contrario, ha demostrado que es un líder verdadero, y sí un político fiel a su base de sustentación que es el pueblo, y esas son las pruebas de su apego y su lealtad.
Y por parte del Popolo; siempre le ha correspondido con su adoración:
El Popolo enloquece ante su presencia y se vuelca sobre él, con grandes muestras de cariño: lo mima y lo apapacha; y le entrega su apoyo incondicional.
Y eso, todos lo he visto con nuestros propios ojos.
Y verlo de lunes a viernes bien plantado en la mañanera; poniéndole cara y dando respuestas contundentes a la Prensa.
Y verlo viajar en línea comercial cuando va de gira, que es todos los fines de semana; en su peregrinar de pueblo en pueblo; recorre la república supervisando las obras que son amores y no simples promesas, en medio de la adoración de sus fieles y abrigado por su manto protector que lo blinda contra todo mal y que lo consagra cómo el gobernante más querido del mundo.
Con la economía de la república fortalecida; con estabilidad financiera y con la balanza comercial estratégicamente equilibrada a su favor.
Con la moneda a flote y más fuerte que en muchas décadas anteriores.
Con las grandes obras terminadas y en vías de empezar a producir para darle un nuevo impulso a la economía nacional, y consolidar a la 4T como proyecto de gobierno humanista, justiciero, viable y capaz de sustentarse internamente sin ninguna intromisión extranjera.
Con una política exterior exitosa, una imagen respetable ante el mundo; y un prestigio como no se había tenido nunca; porque nunca habíamos logrado salir de la inferioridad internacional y hoy:
Con apenas cinco años de gobierno honesto y bueno; somos una de las principales economías del mundo y todo porque nuestro presidente, el patriota Andrés Manuel López Obrador, nos ha devuelto el orgullo de ser mexicanos y nos devuelto también el respeto del mundo, al demostrarle que no somos los violentos que se creía; y quitándonos la mala fama de sinvergüenzas y corruptos; esa que nos pegaron como si fuera tiña:
Los Salinas, Los Zedillo, Los Fox, Los Calderón y Los Peña Nieto; que resultaron unos reverendos ladrones; y que nos impusieron una runfla de funcionarios corruptos mal nacidos, y ahora al final de su sexenio, que no de su influencia arrolladora:
Con su partido político debidamente cohesionado, atractivo, pujante y seductor, conquistando nuevos cuadros políticos progresistas para que crezca nuestra causa, y con una Claudia Sheinbaum Pardo como candidata leal a su proyecto y resuelta a seguir en la lucha en favor de los más pobres.
Con los adversarios políticos disminuidos y arrinconados, agrupados para no desparecer; cada vez más cuestionados y desprestigiados; que yo definiría con una sola palabra: ¡asorrillados!
Y todo eso le permite al presidente Andrés Manuel López Obrador; buscar la revancha legislativa, anunciando con la voz completa; una batería de grandes reformas constitucionales; y lanzando con ello; el mayor desafío político que un Presidente Mexicano se haya atrevido a hacer jamás al término de su gobierno; y que significa, cerrar a tambor batiente su periodo gubernamental, triunfante y retador.
Y él a sabiendas de que ha ganado; puede proclamarse el vencedor.
Y cómo él siempre ha pregonado, que amor con amor se paga:
El Popolo lo blinda con su amor cubriéndolo de gloria.
Y es por todo ello; que podemos con orgullo gritar que: ¡¡ganamos!! y cómo nuestro Gallo no han perdido ni una pluma…
¡Va de nuevo! y va con las navajas bien amarradas y más filosas que nunca por delante, y va entre las manos de su caponero y su más orgulloso apostador, qué es el pueblo.
¡El próximo dos de junio nos vemos! ¡Volvemos dispuesto a ganar!
JOSÉ DE VICTORIA
16 DE FEBRERO.
