Xóchitl Gálvez: mezcolanza ideológica

El panorama mexicano ofrece en esta coyuntura política a la senadora Xochitl Gálvez, a quien se le adjudican ideas meritocráticas de superación personal.
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En la época de la posverdad, las fake news y la sobreinformación es complicado analizar la realidad. 

Si me preguntaran en qué político pienso a la hora de hablar de los primeros dos conceptos, señalaría a Donald Trump, pues el magnate estadounidense sacó el máximo provecho de estos no solo conceptos sino herramientas para ganar la elección del 2016. Una mentira repetida 1000 veces se convierte en verdad dijo el ex ministro de propaganda nazi, Joseph Goebbels.

Si me preguntaran por medios internacionales que tratan de establecer una agenda pública o tergiversar la opinión hacia un lado a otro, señalaría a los estadounidenses llámese Fox News, CBS, entre otros, que se han encargado, desde siempre, en establecer una agenda ideológica complaciente con los intereses de los oligarcas estadounidenses. 

Constate usted en internet cómo dichos medios siempre han difundido conspiraciones comunistas o buscado un enemigo en común: mexicanos, hondureños, latinoamericanos en general.

El panorama mexicano ofrece en esta coyuntura política a la senadora Xochitl Gálvez, a quien se le adjudican ideas meritocráticas de superación personal, o por lo menos esa es la narrativa del FAM y sus seguidores. 

Según una investigación de El País, Gálvez era la “rica” del pueblo, lo que contradecía los dichos del FAM y allegados. Se ha dicho, desde estos últimos, que viene “desde abajo” y que es indigena, pero en el pueblo de Tepatepec dicen que no los representa.

El caso de Gálvez es curioso por el perfil progresista y por tener un pasado marxista-trotkista, pero habiendo estado relacionada con el PAN por un buen tiempo. 

Como señala el artículo del país, la candidata del FAM tiene características anfibias, pues por un lado parece representar al conservadurismo más rancio, y por el otro apoya ideas progresistas como el aborto y el matrimonio igualitario. Parecería que a Xochitl no le conviene, políticamente, declararse de ningún bando e ir jugándole al progre o al facho a conveniencia. 

De ahí vendría su falta de definición en términos de discurso, pues encontramos ideas tanto de la izquierda como de la derecha: “el Sureste de México no tiene la cultura para trabajar 8 horas como el Norte de México” o en definirse en contra de reducir la jornada laboral en México, pues Gálvez se alineó a los intereses de la oligarquía empresarial. XG es “entrona” para hablar, sí, uno de los pocos atributos que el autor le ve. Sin embargo, eso no es suficiente. 

No ha definido un discurso que pueda apelar a los indecisos o a los decepcionados de AMLO; Gálvez ha enfocado demasiado su discurso (o falta de) en la confrontación (al estilo Sergio Massa en el último debate presidencial argentino, quien estuvo buena parte del mismo cuestionando a Milei, incluso, pidiéndole que pida perdón por sus declaraciones sobre el Papa Francisco), en lugar de centrarse en sus propias propuestas o encaminar de una forma más definida a su público objetivo para 2024: ¿las clases medias? ¿la clase media alta? ¿quién? ¿A quién le habla Gálvez?

Gálvez no convence, está descafeinada. Y lo peor de todo: la ex alcaldesa de Miguel Hidalgo ni siquiera fue elegida por el FAM, fue elegida por los grupos oligarcas empresariales que hacen lobby en el Senado de la República para promover políticas libertarias.

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