Muy pronto habrá cambios en las estructuras políticas del gobierno. Pues de ahí han de salir muchos pretendientes a los cargos de elección popular.
Ellos por su parte, ya han comenzado a inquietarse y a dar muestras de sus legítimas aspiraciones. Unos a las diputaciones locales y federales, otros a la senaduría y a las presidencias municipales; que a mi parecer, son las más importantes para la población.
Aunque todos los cargos políticos, son relevantes, sobre todo para aquellos que están haciendo carrera política.
En teoría: son los llamados representantes populares; los que más debieran servirle; porque se supone; que salen de la base social; a través de un tamiz que sirve de genuino rasero para escoger y postular a los mejores ciudadanos; porque conocen sus callejuelas y barriadas, y será su deber: mantenerse en contacto permanente con Juan Pueblo y ser el gestor de sus problemas, legislar en su favor, como abnegados y valientes defensores; como aliados sinceros y conocedores, con vocación y heroísmo verdadero. Pero: Esto no es así, os lo aseguro.
Y si los diputados locales que aquí viven; postergan y disminuyen su agenda popular y no sesionan ni acuerdan en asambleas populares con los habitantes de su distrito:
Mucho menos pueden hacerlo los diputados federales; que viven el trajín de los pasillos de la cámara; rodeados de asesores; lambiscones y acomedidos. Inmersos en el liquido fangoso del cochupo; cabildeando con interés que parece propio, en favor de tal o cuál empresa; pendientes de las intrigas y contrarrestando el fuego amigo, al cabo que; Juan Pueblo puede esperar y es tan tonto, ¡cómo el hambre que lo aqueja! se conforma con migajas.
Ésta breve y benévola semblanza de los diputados federales; “hablando en plata”; por decirlo con categoría, es un pálido retrato hablado, de los señores Senadores; porque ellos sí que viven en la intensidad política; su esfera es más grande y glamorosa, Y cómo ya tienen en el cuadrante de su radar; el soñado poder, es decir: la mismísima gubernatura de su estado; al alcance de su fina garra y su talento romo; pues le temen mucho a las habladurías, y, ¡cómo no! “sí del plato a la boca, se cae la sopa”. Por eso es comprensible que: sus adversarios sean más de verdad y sus amigos más de mentiras. Es por eso, que se cuidan más y se ocupan de tiempo completo en atender su proyecto.
Tienen más gasto de imagen; la prensa no los pierde de vista. Y aunque casi todos los políticos de menor jerarquía “están a sus órdenes” y cuentan con una nube de asesores y cabilderos; le encargan a operadores segundones; la atención de: Juan Pueblo, que puede esperar y se conforma con migajas.
Es por eso, que estoy seguro de no equivocarme cuando afirmo, que; son los candidatos a presidentes municipales los que, se deben de elegir con más cuidado, con más interés y con más amor, y; una vez electos y puesto en el cargo; se deben de apoyar y de ayudar a hacer bien sus múltiples tareas; para que no fallen.
Porque la ciudad es muy complicada, requiere de entrega total, de mucho talento y tolerancia; de adelantarse con clara visión e inmediatez a las necesidades, pero más aún a los problemas, que siempre se resuelven dándoles atención y dimensionándolos como si fueran propios.
Quien así lo hiciere: podría ganar fama de ser muy chingón y llegará a tener un capital político propio; y estoy seguro que de ahí para adelante; no será el pelele de ningún gobernador, ni ocupará poder prestado de nadie; no ocupará vejigas pá nadar; porque navegará con viento en popa y el pueblo a su favor…
Culiacán, merece un Presidente Municipal así; cercano a sus habitantes y conocedor de sus problemas.
Que sepa a que huele la ciudad en los cuatro puntos cardinales. Que se atreva a caminarla a píe. Que conviva con los colonos y escuche con atención y buena gana sus necesidades.
Que no le tenga miedo a hacer un programa de gobierno basado en la realidad, y que después; no le dé flojera cumplirlo.
Que trabaje bajo bitácora y una ruta crítica de cumplimiento; no solo a las promesas hechas en campaña. Que se atreva ir más allá; con trabajo y más trabajo, con ganas y más ganas; con güevos y más güevos; y que con incansable afán y vocación de servicio se entregue en los brazos del pueblo. Y cómo todo un populista; se adueñe de la simpatías de los Culichis… Solo así, con una base amplia de sustentación política; con el amor y el agradecimiento de la gente; como solo un verdadero populista, puede hacerlo; podrá romper el maleficio que pesa sobre Culiacán: de ser la tumba política de los que quieren ser Gobernadores del estado.
Y a nosotros los Culichis, por ser los ciudadanos; los integrantes del zoon politikón de ésta gran capital: Hablando en plata nos tocará decir la última palabra.
