La racionalización del conocimiento

BBANG
Sinaloa Seguridad Alimentaria

Después de 1 año y 2 meses de enseñanza puedo confirmar, sin dejo de duda, lo siguiente: los centros de idiomas en la ciudad de Culiacán están completamente maleados.

No funcionan como verdaderos centros de enseñanza de idiomas, más bien son modelos de negocio que, a costa de sus empleados y alumnado, priorizan las utilidades y ventas en la medida de lo posible.

Omitiré los nombres de los centros de idiomas en los que me dieron la oportunidad de enseñar, por respeto y confidencialidad. Vayamos al primero de ellos.

Esta escuela, a diferencia de lo que yo pensaba, tiene planteles en casi todo el territorio nacional y está en continua expansión, a pesar de acusaciones en el diario Milenio de desvío de recursos y evasión fiscal.

Este lugar a nivel local está muy, como se dice coloquialmente, quemado. Tiene fama de pagar pésimos sueldos a sus empleados, entre otras pésimas costumbres laborales. Si renuncias te hacen llenar una hoja en blanco y poner tu firma en la misma.

¿Qué decir de su método educativo? lo venden como innovador y progresista, pero tras la fachada se esconde un dejo conservador. No hay libertad de cátedra ni recursos para el maestro, se le censuran los recursos (usar hojas, libros, material) porque no va en consonancia de su vendidisima y desgastadisima visión educativa del “juego”:

  1. Pasar una pelota por 25 minutos

No puedes pasar tanto tiempo priorizando únicamente el juego. No se les enseña a los alumnos a pensar por si mismos (lo que debería ser un pilar en la educación) ni a tener pensamiento critico. Se les enseña a ser unos autómatas que repiten patrones hasta memorizarlos por completo.

No hay un seguimiento detallado académico para determinar El Progreso o atraso del estudiante, la organización brilla por su ausencia y no hay filtros para contratar profesores realmente calificados, es decir: es suficiente con saber ingles (más o menos)

La empresa, porque es lo que es, funciona como un esquema piramidal: “recomienda a tus conocidos” dicen a alumnos y maestros. Al recomendar, te pasan una comisión. Así, poco a poco la escuela se va poblando (esto no es exclusivo de esta escuela, todas tienen esta desgastada estrategia).

¿Las instalaciones? en un verdadero estado deplorable, derrumbadas, olvidadas, abandonadas a su suerte. ¿Por qué? porque el uso de recursos está enfocado en el asunto de las ventas ($$).

Pasemos a la segunda escuela. Al venir de un lugar así, evidentemente la vara estaba muy baja. Así que, de cierta forma, esta nueva escuela fue un “upgrade“. Al entrar, se me comentó que era un lugar diferente que cuidaba y valoraba a su personal, pero solo fue un espejismo que duró unas cuantas semanas.

De las pocas cosas buenas que le veo a esta escuela (no debería resaltar esto, porque es su obligación) son las instalaciones porque siempre estuvieron impecables.

En esta escuela, a comparación del desastre que era la anterior, muestran un poco de más interés por el alumnado (insuficiente e ineficaz igual). Pagan un poquito mejor que en la previa, insuficiente igual. Sin embargo, la rotación de personal es el pan de cada día, ya que los teachers vienen y van (por los sueldos bajos).

No existe un departamento de recursos humanos ni de ventas, porque todo reside en la misma persona. En mi estancia, pude constatar el “Target” de maestro: hombres y mujeres (mayormente mujeres) universitarios entre 19-22 años.

Tal vez no sea la estrategia más acertada que tu plantilla de maestros esté conformada por gente cuyo principal objetivo es estudiar, no trabajar. No se malinterprete el mensaje, no se está demeritando las capacidades de la plantilla, sino que es evidente, por la etapa en la que están, que trabajar no es su prioridad. No se confunda lo dicho con edadismo, por favor.

Su método educativo se basa en lo que el autor denomina “la racionalización del conocimiento”: se alienta a los maestros a economizar su propio conocimiento en detrimento del alumnado y su beneficio. Esto, traducido al español, significa: enseña las cosas más básicas, prohibido profundizar, haz repeticiones, memoriza, evita los asuntos complejos. La mediocridad a más no poder. Incluso, el autor una vez fue señalado “por escribir de más en el pizarrón”.

En conclusión, los centros de idiomas son lugares retrógrados por excelencia, por más que se vendan como innovadores, disruptivos y demás.

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