Por: Ricardo Espinosa de los Monteros Zazueta.
“¿Era pecado matar a alguien si el único beneficiado era el fallecido?“ Cien Cuyes, novela de Gustavo Rodríguez.
“Si Dios no juega a los dados: ¿por qué demonios habría de querer el sufrimiento para unos y para otros no?” – REMZ.
“Todo el mundo está acostumbrado a mi silencioso dolor menos yo. Me vienen a visitar de vez en vez y de cuatro a siete como dijera el poeta; me hablan al oído, me hacen cariños, charlan entre ellos y se van; pero yo también me quiero ir, aunque no me dejan. Estoy en un abismo. No hablo, pero siento…. y todo lo escucho, porque soy un muerto en vida; ¿doblan las campanas? Sí, lastima, pero no es por mi…..” – Ricardo.
Este artículo está dedicado a todos aquellos que se quieren ir y no los dejan. Este escrito está dedicado a todos aquellos que viven sumidos en un abismo silencioso y a sus familias que sufren la pena negra de un dolor extendido más allá de los límites naturales. Estas letras están escritas a favor del amor verdadero y en contra del dolor innecesario convertido en una falsa ideología religiosa. Este panfleto es en contra de la industria del sufrimiento, iglesias incluidas, y de la medicina impía y su cruel mercantilización.
La legislación sobre la eutanasia en México distingue entre eutanasia activa y pasiva. La eutanasia activa aún no está permitida en ningún estado. Sin embargo, la eutanasia pasiva, es decir el rechazo de tratamientos para alargar la vida, está regulada en las entidades federativas de CDMX, Coahuila, Aguascalientes, San Luis Potosí, Michoacán, Tabasco, Hidalgo, Guanajuato, Guerrero, Nayarit, México, Colima, Oaxaca, Yucatán, Tlaxcala, Zacatecas Veracruz y Sonora.
Si bien el procedimiento exacto puede variar las leyes regionales que tratan sobre los “testamentos en vida”, normalmente denominados de “Voluntad Anticipada”, generalmente requieren que un notario público atestigüe las instrucciones dejadas por el paciente.
Para la eutanasia activa, los partidos políticos PRD y PRI han introducido proyectos de ley para descriminizarla en el Senado (2007) y la Asamblea Legislativa de CDMX (2009), pero no han podido cambiar el artículo 166 bis y 21 de la Ley General de Salud, que define la eutanasia como homicidio.
Por el contrario, en 2010 había 18 estados donde la presión de la Iglesia Católica había conseguido modificar la Constitución Local para proteger lo que se denomina “derecho a la vida”, descartando así cualquier iniciativa que contemple la eutanasia activa en aquellos estados” hasta aquí la cita. Wikipedia.
Chico favor nos ha hecho la iglesia católica en la promoción de la la extensión del sufrimiento dentro” del valle del lágrimas” para seguir penando en vida. Rechazo absolutamente la obligación de sufrir para ganar una gloria de dudosa certeza. A la Iglesia Católica, con todas sus injusticias pasadas y presentes la respeto, al igual que otras iglesias que han traído confort y consuelo a la humanidad ante el vacío existencial, pero rechazo su sesgo anti humanista y cruel.
El derecho a la voluntad de decidir la forma y los términos en que habremos de morir debería consagrarse como un derecho humano. Ninguna iglesia debería promover el dolor humano innecesario, por que eso atenta contra los fundamentos del humanismo y el elemental derecho a dejar de sufrir dolor. El dolor no redime a nadie. El dolor castiga injustamente a quien lo sufre de forma innecesaria.
La medicina para extender la vida de muchos muertos en vida se debería de prohibir o limitar. Esa medicina impía es hija de un capitalismo salvaje y abusivo. La imposición del pensamiento mágico no debe de sobreponerse a la facultad de los seres humanos de decidir una muerte plácida, indolora. La muerte es consustancial a la vida, no es un fenómeno extraño, ni ajeno, sino un evento natural, con el que tenemos que convivir y acaso consentir. Nadie debería tener el derecho de provocar sufrimiento a nadie, así alegue derechos divinos de difícil comprobación terrenal.
Sinaloa carece de una legislación que nos garantice una muerte de voluntad anticipada en beneficio del enfermo terminal o de quien ya no tiene forma de regresar a un estado normal de vida. La justicia terrenal se debe de imponer a las disquisiciones y a las doctrinas ideológicas de carácter religioso. La prolongación del dolor se ha convertido en una industria impía, pero muy lucrativa que sangra al enfermo y a su familia; y la sangra física, emocional y económicamente.
Hoy que tenemos a lo largo y ancho de nuestro país, gobiernos de izquierda que se autonombran humanistas, deberían abocarse en promoción del derecho a morir en los términos que cada quien lo decida. El humanismo no debe de estar sujeto a interpretaciones del realismo mágico religioso. La vida tiene un montón de sinsabores, de enfermedad y de dolor físico, es absolutamente injusto despojar a los seres humanos su elemental derecho a dejar de sufrir en el momento que lo decidamos.
Sinaloa carece de legislación en la materia y para que mi voluntad anticipada y la tuya se materialice tendríamos que irnos a morir a otro estado, con los inconvenientes y gastos que eso conlleva. La actual legislatura tiene la oportunidad de demostrar una verdadera piedad humana, legislando al efecto. Pongamos fin a tanto abuso de la ideología obtusa y enfermiza. El humanismo usa la razón y la razón está del lado de quienes deseamos morir en la forma y términos que dispongamos siempre y cuando no afectemos derechos de terceros.
Diputados de Morena Sinaloa: háganos ese enorme favor. No nos asustemos, la muerte es ubicua, ahí está siempre. Convivamos con ella con alegría, incluso. Lo antinatural es vivir para siempre, aquí o allá. El sufrimiento es evitable, la muerte no prescribe nunca. Muerte por piedad muchos exigimos.
A mayor abundamiento, recomiendo una imprescindible lectura, que de forma lúdica, simpática y dramática al mismo tiempo, aborda el tema de la eutanasia. Divierte y a la vez produce concientiza sobre el tema: Cien Cuyes, del novelista colombiano Gustavo Rodríguez, la encuentran en Gonvill o en Amazon.