Fidel Alejandro Castro Ruz: Abogado y político; revolucionario del Movimiento Armado 26 de Julio y Líder del Partido Comunista Cubano, fue un revolucionario triunfante; y Presidente del consejo de Ministros de su país hasta el año 2008.
Dictador del proletariado con el poder, y la aceptación suficiente; para gobernar durante más cincuenta años; las 14 provincias y los 169 municipios de su país.
Gozó del beneplácito de la asamblea del Municipio Isla de la Juventud, hasta su muerte.
Fue dueño de una extraordinaria lucidez mental y proverbial memoria, sagacidad política, envidiable carisma; encanto personal y un valor ante la adversidad infinitamente probado.
La paloma que se posó en su hombro; durante un discurso ante las masas en enero de 1959; y por qué lo apodaron; ‘Caballo’ o sacerdote de la Santería Cubana: seguirán siendo un misterio.
Derrotó a la dictadura de Fulgencio Batista; asumió el poder y en el contexto de las naciones: se lo jugó todo a lado de la Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas.
Hasta finales del siglo pasado fue medio combatido; resistió el bloqueo comercial decretado unilateralmente por EEUU; sobrevivió a la guerra fría y a los complots de la CIA:
En su contra fallaron los rifles de alto poder; las pastillas envenenadas, los bolígrafos tóxicos, los puros explosivos y los asesinos del bajo mundo.
Hasta las mujeres fatales fallaron al intentar su muerte; los “638 Ways to Kill Castro” << Récord Guinnes>> solo sirvieron para agrandar su perfil. Llegó a ser considerado por algunas publicaciones: “El hombre del siglo”.
Pero el siglo XXI, lo encontró viejo, y, con una posición internacional debilitada. Fue entonces cuando comenzó: “La Agonía del Caimán” del Caribe. Según nos cuenta Leónidas Alfaro: [el escritor sinaloense contemporáneo más leído] en su libro; titulado con esa premonición; y escrito por él, después de su última visita a Cuba.
Pero; de la gloria del Revolucionario; de las luces y sombras del Dictador Socialista, y de la grandeza del Hombre de Estado: que nos hable la historia de su pueblo y ¡nadie más!