Alguien le preguntó al otro: -¿Tú esperabas este desmadre? –Sí, desde hace tiempo.
El “alguien fue un lector” y el “otro”, fui yo.
Ocurrió cuando me tocó el turno a participar, como autor de mí penúltima novela Doña Monchi, en la FIL GDL el pasado día 8 de diciembre.
El alguien puso de contexto que yo había escrito la novela Tierra Blanca desde hacía muchos años, y que por tanto, podría responder a su pregunta:
¿Usted qué opina de la violencia desatada en Sinaloa recientemente?
El susodicho se refería a lo ocurrido a causa de la detención de Ismael El Mayo Zambada, en Estados Unidos, esto el 25 de julio; hecho que hizo explotar el 11 de septiembre la violencia con la muerte de un civil y dos militares.
La causa real, según se dice, es por la pelea por el control del cartel de Sinaloa, acciones lideradas por hijos de Joaquín El Chapo Guzmán y El Mayo Zambada.
Mi respuesta:
La novela Tierra blanca, la publiqué el 26 de diciembre de 1996, apoyado por la Dirección de Investigación y Fomento de Cultura Regional, -DIFOCUR-, pero el trabajo lo inicié, sin pretender hacer una novela, desde el día 3 de enero de 1971, fecha en la que llegando a Mazatlán, frente al lugar que ahora ocupa El Valentinos Bar; detuve al instante mi vochito , al escuchar el tronar de balas, y zumbido de ellas.
Los integrantes de una patrulla de judiciales del estado y una banda de narcos, se tramaron a balazos en una cantina cuyo letrero decía El rayo verde.
Dada mi breve estatura, me pude enroscar en mi auto.
El espantoso sonar de metrallas R-l2 y 15’s, se calmaron; alcé la cabeza y pude ver varios cuerpos ensangrentados en las afueras del antro; uno de ellos se movía soltando un chorro de sangre.
Como pude encendí mi auto, y un tanto tembloroso lo hice caminar, pues yo también temblaba; el cambio elegido no fue el adecuado.
Aquel día, ya un tanto relajado pensé en enviar una carta a las autoridades, para pedir pusieran atención, e intentaran evitar la violencia en zona de turismo.
Nuestro hermoso puerto, no merece tan detestable ambiente.
Fue tanto lo que quise decir, que me fue difícil concretar mi discurso. Decidí seguir describiendo en lo sucesivo, lo que ya desde entonces se vislumbraba:
El contubernio de narcotraficantes con autoridades y gobernantes de todos los niveles.
Al paso de los años fui escribiendo, sin saber que destino darle a mis inquietudes de escribano.
Hasta que un día de los primeros del mes de febrero de 1995, me topé con el taller de literatura que conducía el maestro y escritor Elmer Mendoza.
Después de él, tuve la suerte de tener las enseñanzas de otro gran escritor, Daniel Sada y un tercero con David Martín del Campo.
Al final, decidí revisar aquellos escritos; de ellos resultó Tierra Blanca.
Al principio, mis andanzas fueron en Sinaloa, pero después, mi experiencia como vendedor mejoró y mi territorio se amplió, de tal forma, que pude constatar que el problema del narco, no era sólo mi estado, sino también otros lugares; pronto la prensa nacional e internacional me hizo saber que el monstruo crecía arropando a todo el orbe.
Ahora estamos envueltos, atrapados, aterrorizados por lo que desde aquellos tiempos, y todavía más atrás; desde 1939 cuando firmaron convenio los presidentes de Estados Unidos y México para que se sembrara la amapola en la Sierra Madre Occidental.
La misma historia nos ratifica, que este problema de violencia, no es culpa de tal o cual gobernante, narcotraficante o mercader de drogas.
Estimo es un asunto de todos, todos los que vivimos en este mundo que marcha hacia un destino incierto.
Tenemos ya, en la nación que antes era ejemplo:
E.U., a un delincuente ocupando sus destinos, y sin recato alguno, su gabinete está formado por multimillonarios cuyo fin es, y seguirá siendo la acumulación de riqueza, no para distribuirla, sino para sí mismos.
Y aquí, en nuestro país. Tenemos sí, por fin, un gobierno federal que desde el 1ro. de julio del 2018, con AMLO al frente, marcó la diferencia.
Como bandera más importante decidió eliminar la lepra más nociva que puede tener un país: la corrupción, e implantó un programa con base en la consigna de:
Por el bien de todos, primero los pobres.
Este estilo y preceptos, los adoptó el Dr. Rubén Rocha Moya y desde un principio decidió no pactar con narcotraficantes y tampoco con una pandilla de rufianes que desde hacía más de 15 años, tenía a la Universidad Autónoma de Sinaloa, –UAS-, en una galopante corrupción con acciones de nepotismo y desviaciones financieras que pusieron a la máxima casa de estudios en un declive vergonzoso.
Tan solo estas dos acciones, miles de sinaloenses envueltos en la vorágine de la corrupción, no admitieron tales cambios, y hoy se manifiestan con marchas, gritando consignas violentas, pero sin soportes que puedan tener respaldo que los justifiquen; es claro que obedecen a odios emanados por haber quedado sin la posibilidad de seguir medrando.
Ante tal situación, es urgente que el mismo gobernador convoque a su partido MORENA, mismo que lo llevó a ocupar su puesto su liderazgo estatal, también a líderes de grupos e instituciones que están siendo beneficiados con las políticas y programas que son apoyadas tanto por el gobierno estatal como federal; pues ambos bastiones, constantemente son bombardeados por la mayoría de los medios de difusión con diatribas, ataques directos con mentiras y supuestos que distorsionan la verdad; y conducen a las masas para ser engañadas y manejadas.
Por el bien de todos, expongamos con verdad lo que sucede, y por qué, por el bien de todos, juzguemos con base a datos ciertos, y no nos dejemos llevar por lo que se dice al vuelo en las redes, y mucho menos, creer en las ocho columnas de algunos rotativos, que también suelen mentir con descaro.
POR EL BIEN DE TODOS, RESPETEMOS LA VERDAD.