Culiacán, bella tierra de ensueño, con amor, yo te doy mi canción, en mi alma filtraste una luz despertando mi inspiración, van en dueto cantando tus ríos, una linda canción hasta el mar…
Enrique Sánchez Alonso “El Negrumo”
Colaboración del Arq. Martín Sandoval para la revista Vida Pública
En estas fechas en que todavía alegres por los festejos de la fundación colonial de la ciudad de nuestra querido Culiacán, no podemos menos que reconocer la belleza urbana y humana que la distingue.
La historia nos enseña que, en la selección del sitio para su asentamiento colonial, fueron determinante sus cualidades estratégicas y posibilidades de abastecimiento, además de estar a caballo entre la sierra y el mar y en el arranque de un valle que le otorgaba inmensas potencialidades.
Nada desdeñable reconocer que desde tiempos prehispánicos ya fue un sitio elegido por las culturas anteriores, aunque limitados los estudios arqueológicos, asalta a la vista las huellas y restos que hablan de un poblamiento que se hunde en la oscuridad de los tiempos antiguos.
Pocos reflexionan en su geografía, que hacen de ella un sitio privilegiado que alterna espacios planos y accidentados y, es surcada por dos ríos que se unen en el centro urbano y juntos forman un eje articulador, generando un entorno rico en su flora y fauna; además de posibilitar excelentes vistas y perspectivas, pero sobretodo, dan la oportunidad de un drenaje pluvial que articulado con los arroyos y canales que se ramifican por doquiera, deberían ser motivos de orgullo y de posibilidad y no de preocupación o lo peor; de fatalidad.
Parece que en las últimas décadas nos hemos enfocado en ver una potencialidad y riqueza de la geografía como si fuese una desgracia y, lo que sí es grave, la ausencia de planeación, ha desarrollado una narrativa que se ha enfrascado en culpar y lamentar, lo que con un poco de atención e inteligencia es una fortaleza y una oportunidad de hacer un espacio más seguro, digno y amable.
Cualquier persona que visita nuestra ciudad queda impactada por el rico entorno que generan los ríos, la cordillera y lo abrupto de su topografía que provoca excelentes oportunidades paisajísticas.
Todavía no entiendo -y a lo mejor nunca-, cómo existiendo organismos de planeación desde hace casi dos décadas adolecemos de directrices regulatorias que potencien nuestro desarrollo armónico aprovechando esas particularidades geográficas, pero eso lo comentaremos en otro momento.
Ahora me propongo destacar la forma en que es ignorada esa riqueza geográfica y que nos lleva a padecer inundaciones, malos servicios públicos de agua y drenaje, contaminaciones de todo tipo, vialidades en pésimos estados, ausencia de espacios públicos y de recreo, jardines y parques y la lista se antoja infinita.
Es increíble que todos los años en época de lluvia nos lamentemos de inundaciones y pérdidas cuantiosas de bienes materiales y hasta vidas humanas y, solo nos dura la indignación y malestar unos pocos días y recién regresa la época de lluvia vuelven a surgir los lamentos.
Parece que no somos conscientes que los derrames de aguas negras por las alcantarillas que se ha convertido en un asunto tan cotidiano que no parece ofender ni la vista, ni el olfato y menos entender que es una bomba de tiempo en el surgimiento de enfermedades.
¿Dónde están las autoridades responsables de garantizar la seguridad, movilidad, higiene y un ambiente más humano?
No les parece una aberración que calles aledañas a los escurrimientos naturales como el río y arroyos, se inundan y corren en paralelo con las lluvias, cuando con “bocas de tormenta” o resumideros estratégicamente colocados se evitarían esos estragos.
El ejemplo más patético es el viejo Malecón o Paseo Niños Héroes que, sigue esperando ser atendido con obras que vayan más allá de maquillaje y se enfoquen en resolver problemas funcionales, no en empeorarlos.
Teniendo dos ríos como el Humaya y Tamazula que juntos forman el Culiacán y disponiendo del agua de un tercer río, el San Lorenzo que llena constantemente el dique “La Primavera”; -gran tinaco de Culiacán- no les parece lo menos una aberración que es constante el lamento por la mala calidad del agua y sus fallas constantes en el servicio.
¿Cómo justificar que por vías principales que corren en todas direcciones por la extendida ciudad y a un costado del curso de canales y arroyos que deberían aprovecharse para desfogar los excesos de agua de manera expedita, ocasionan inundaciones y paralizan por horas la circulación vehicular y las lagunas o encharcamientos duran horas o días?
Provocando pérdidas materiales, obstruyendo la movilidad de la ciudad y contaminando.
¿Por qué no se aprovechan esos circuitos de canales y arroyos para generar áreas verdes o ciclovías que armonicen y faciliten las recargas hídricas y atenúen los sofocantes calores, además de crear espacios para recreación?
Un rosario de acciones prioritarias: recolección de basura, alumbrado público, espacios deportivos, parques, pavimentación urbana y conexión de vías primarias y muchos etcéteras y podríamos enumerar muchos más que no requieren más que voluntad y sentido común, pero sobretodo una ciudadanía participativa que exija justicia social verdadera y deje de lado narrativas y quimeras sustentadas en la discrecionalidad de las autoridades en turno, que se afanan por darle un sentido social a obras que solo obedecen a compromisos personales o actitudes patrimonialistas, evidenciando una falta de una planeación integral y razonada y dejando manifiestas las posturas heredadas de regímenes autoritarios que tanto daño hicieron a nuestra ciudad.
La ciudad de Culiacán posee una belleza natural y potencialidades de ser una verdadera perla del Humaya. Hagámoslo.
Culiacán bella perla de Humaya, azucenas y rosas están perfumando tu suelo bendito. Es mi orgullo ser de Culiacán…
Enrique Sánchez Alonso “Negrumo”
Culiacán, Sinaloa a 13 de octubre de 2023.
Martín Sandoval Bojórquez.
Cronista de Culiacán