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La historia nos enseña que el populismo; a pesar de la interpretación peyorativa; y del satanismo que del término se hace, atribuyéndole la connotación errónea de inducir a la sociedad a la improductividad y a la dependencia del estado; en realidad son: el conjunto de acciones puestas en prácticas, por algunos gobiernos; orientadas a aliviar la pobreza extrema, y a atender con sentido humano las necesidades de la población; mediante programas de inversión para mejorar la vida social.
Como estrategia para obtener resultados en corto y mediano plazo, es la inversión del populismo dirigida a los jóvenes; con el doble propósito; primero: de capacitarlos en las ciencias, las artes y los oficios, para que puedan integrarse con éxito a la vida económica, y segundo: para alejarlos de las conductas antisociales, quitándolos del alcance de las organizaciones delictivas.
Y como estrategia del populismo para obtener resultados inmediatos: son los programas de ayuda, dirigidos a las madres de familias con dificultades para salir a trabajar fuera de casa.
Para que puedan emprender actividades como talleres de costura y pequeños negocios de repostería, de lavado y planchado de ropa, de cocina económica y otros muchos de producción domésticas; que, en la actualidad, son de gran ayuda para personas que tienen trabajos y limitaciones de tiempo o simplemente que pueden pagar por sus servicios.
La atención especializada y el apoyo material a discapacitados: se inscribe también en las acciones del populismo, cuyos resultados, son de alcance inmediato.
Principalmente en los casos de algunas personas cuya discapacidad, no es limitante para el trabajo manual, y solo requieren; de que se les acepte en un empleo como aprendices de un oficio, de los muchos que existen, de preferencia cerca de su hogar; que aparte de terapia ocupacional y aprendizaje: sea fuente de ingresos.
Y la inversión con que el populismo obtiene su mejor y más inmediata respuesta: son las pensiones a la tercera edad, porque aparte de ayudar en tiempo real, a los ancianos a vivir con dignidad los últimos años de su vida; como respuesta obtiene, los resultados fundamentales que lo originan: la tranquilidad de la convivencia en los hogares pobre, que es una especie de conformismo que da sosiego y felicidad a cuenta gotas; pero que los ancianos agradecen y corresponden.
Las pensiones a la tercera edad; son el populismo más rentable; porque si bien los viejos, ya no son materialmente productivos; si son los poseedores de la experiencia, a donde acuden muchos en busca de consejos; y son fuente de sabiduría donde abreva la comunidad, y lo serán mientras vivan. También mientras vivan harán política influyente, incuestionable y brava, en favor de sus causas y de sus candidatos… hasta en silla de ruedas; ¡acudirán a votar por ellos!
