Antes era el Sr. Presidente de la República en turno, quien decidía sin tapujos: por su seguridad; por sus intereses y “por el bien de la nación”; quién sería el elegido como su sucesor en el poder, y, todos se aguantaban; los propios se disciplinaban y los santurrones opositores de la derecha, tan acomodaticios y modositos como siempre; acudían muy mansitos a acordar sus negocios con El elegido y, uno que otro inconforme, para venderse a mejor precio; hacía la pantomima de alebrestarse; en espera de su premio de consolación.
Pero invariablemente todos… ¡todos! se callaban como momias, y, los medios impresos a cual más; de vendidos o de comprados… imprimían sus grandes y elogiosos titulares y las televisoras se erigían en los grandes aduladores y propagandistas, y sus conductores y conductoras no se cansaban de aplaudir como focas la brillante decisión de la impostura.
Porque entonces no había más que de dos sopas… dicho dulcemente; la de fideos y la de jodeos, porque la otra versión que todavía se me antoja truculenta consistía en: destierro o entierro…
Y ahora que se ha implantado otra modalidad para elegir sucesor o… sucesora, invitando a participar en la decisión a Juan Pueblo; que antes era un convidado de piedra; han resultado algunos políticos inconformes.
Esa inconformidad, yo se la achaco al síndrome de la gata de Angora: porque cuando se la meten chilla; pero si se la sacan… ¡llora! no hay quien los entienda.
Esta modalidad es la que más nos debe interesar, porque es la que adoptó Morena; el partido que fundó Andrés Manuel López Obrador y que lo llevó a ser el Jefe del Estado.
Es el mismo Amlo que gobierna hoy a la nación con un nuevo régimen implantado por él; y su partido, Morena; que a querer no; tiene que seguir la corriente progresista dictada por él. Y quien se aparte de él: ¡se chamusca!
Y aunque decirlo, parezca una necedad; conviene recordárselo a todos los que se creyeron que ellos eran los que habían ganado su elección.
Tanto a los alcaldes, como a los legisladores ‘domésticos’; a los parlamentarios de las cámaras federales y a los Gobernadores; conviene recordarles a quién se la deben; para que no se engañen ellos mismos; y de paso se crean que pueden engañar al populacho que somos nosotros.
Porque quien ganó las elecciones del 2018, las del 2021 y las del 2023; fue Amlo, y no tengo la menor duda de que también ganará las del 2024.
Y es por eso que él, es el bien amado del Popolo; porque él es el ideólogo; el teórico principal y el jefe nato de la revolución de las conciencias, porque él es, el gran luchador que supo hacer una revolución sin disparar un solo tiro ¡una revolución pacífica!
Porque él ha cumplido su palabra de respetar las encuestas de opinión y al pueblo le corresponde ratificarlas en las urnas con los votos y así:
Claudia Sheinbaum Pardo, la de mente preclara, la que peina con modestia sus cabellos, y ciñe sus enaguas con firmeza, la que con firmeza nos dice que lleva como principio fundacional de su gobierno: Que por el bien de todos; los primeros beneficiados del régimen de bienestar; seguirán siendo los pobres.
Por eso y muchas cosas más; ella será la encargada de encabezar el plan C y de conducir con sabiduría los destinos de la Patria Nueva.
Y de las encuestas fallidas de la opción opositora; de la escuálida campaña de su candigata presidencial; de su gerente Claudio X y de su chiquillada partidaria; mercenarios tan baratos y tan adictos a lamer las suelas de la oligarquía; y, de su anticipada; inevitable y estrepitosa derrota electoral; tal vez nos ocupemos otro día, por hoy no son tema…
