…estamos en un proceso de transformación, no es fácil que lo viejo acabe de morir y que lo nuevo acabe de nacer.
Andrés Manuel López Obrador.
Desde hace años hemos venido participando y empujando la idea de festejar los aniversarios del asentamiento de nuestra actual ciudad de Culiacán.
A lo largo de los mismos hemos visto desde tímidas actividades donde un puñado de participantes y casi rogándoles a las autoridades en turno para que nos facilitaran espacios públicos donde hacer los eventos, hasta ver con asombro como bastaba como pretexto una amenaza climática para determinar que se suspendían todas las actividades tendientes al festejo de la ciudad.
Hoy de entrada, hay que festejar que existe un afán más decidido por impulsar tan notable acontecimiento, no faltan comentarios que esto se aprovecha para fines electorales y promociones políticas, y aunque no se puede descartar esas posibilidades, tampoco compiten y sí abonan a crear condiciones a que en un futuro no muy lejano pasemos a hacer una verdadera fiesta que implique no solo motivo de identidad y orgullo, sino la puesta en práctica de acciones tendientes a hacer de nuestro espacio urbano un mejor lugar para la convivencia, el esparcimiento, la movilidad y la estética en un ambiente de seguridad, higiene y amabilidad.
Cuando esto escribo me parece que debemos avanzar en aprovechar este día para inaugurar o signar acuerdos de planes o proyectos que vengan a dignificar nuestro espacio urbano, tenemos que pasar de lo superficial, las mascaradas y simulaciones a impulsar jornadas que generen consensos de impacto y trascendencia real en nuestro desarrollo y planeación urbana.
A casi dos años de un gobierno que generó muchas expectativas y con un capital político y social inmejorable; respaldos en todos los escenarios, hemos visto lentitud y ausencia de proyectos y planes que denota la falta de miras, anhelos e intenciones de crear una mejor ciudad, es decir:
Como dicen muchos ha desperdiciado casi dos años entretenido en ejercicios de poder o diluyéndose en soluciones aisladas y aparentemente caprichosa de obras que no por necesarias son urgentes.
Todo ese protagonismo parece evidenciar un desconocimiento real y falta de una visión completa e integral de los grandes males que arrastra una ciudad neoliberal, abandonada al mejor postor y con actores que hacen de ella un espacio insalubre, agresivo y tormentoso que da la imagen de abandono, desdén y apatía de los gobiernos en turno que son los que debieran impulsar transformaciones profundas…
Seguiremos esperando o ya es tiempo que la ciudadanía reclamemos y busquemos la verdadera justicia social.
Parece que buscan intervenir en aquellas obras que se ajustan a ciertos perfiles y no acaban de entender que trascenderán cuando realmente atiendan aquellas.
Las tentaciones son tan humanas y terrenales… y si bien las narrativas de demandas sociales rurales rezagadas son ciertas, el impacto es limitado y se reducen a permitir el paso esporádico en caminos vecinales a limitada afluencia y animales domésticos.
Por eso me pregunto hasta cuándo vamos a sacar el ferrocarril de la ciudad y aprovechar todo el espacio para parques, vialidades, infraestructura urbana que promueva y genere una mejor movilidad y armonía en nuestra querida ciudad.
Es evidente que no es fácil que lo viejo acabe de morir y lo nuevo acabe de nacer.
Que viva la fundación del asentamiento colonial más antiguo del noroeste de América. Felicidades mi querida ciudad de Culiacán en tu 492 aniversario. Larga vida a Culiacán.
Barcelona, España a 29 de septiembre de 2023
Martín Sandoval Bojórquez
Cronista de Culiacán.
